2/11/09

Bendito Desierto (Mc. 1,12-15)

Querido Alvaro:

Me comentas que sientes miedo del desierto que encuentras, muchas veces, en tu propia vida y que, al mismo tiempo, vas poniendo medios para salir de el. Me hablas, concretamente, de ese miedo a estar solo, de ese miedo a sentir que no hay nadie a tu alrededor, a tu lado; de ese miedo a no sentirte apoyado y respaldado por los que tu crees que te quieren. Y sobre todo me dices que tienes miedo de encontrarte solo porque tienes panico a encontrarte con tu propia pobreza, con tus propios complejos, con tu propia realidad.

Y, como medida terapeutica, me comentas que has decidido engancharte a la radio: Llevarla encendida cuando vas en el coche, Llevarla a tu lado cuando caminas por la calle o vas a correr por las afueras o dejarla encendida mientras no eres capaz de conciliar el sueño. Me dices que, de esa manera, te sientes un poco mas acompañado, distraido, entretenido...

Comentas, al mismo tiempo, que has intentado llenar todas tus horas libres de alguna manera: que has aumentado las hores de trabajo, que has multiplicado el tiempo delante del televisor y que buscas afanosamente el estar con amigos para no estar solo.

Y todo ello me resulta por una parte bueno, y por otra chocante. Mientras unos huimos del desierto de la vida, otros acudimos a él. Mientras unos lo vemos como enemigo, otros lo vemos como un autentico aliado. Mientras unos lo vemos coma tabla de salvacion, otros lo vemos como alga que nos mata, que nos carcome poco a poco, que nos hunde en nuestra miseria.
Alvaro, tengo que decirte una cosa. Y to lo digo lo mas sinceramente que puedo. Utilizas la radio, la música, el trabajo, los amigos para escaparte de ti mismo, de lo que tu llamas "tu desierto", de lo que llamas "soledad". Y no eres el único; otros también escapamos intentando imprimir mas velocidad al coche, haciendo continua "zapping" en la tele, estudiando con la tele encendida, durmiendo con la luz encendida, poniendo esa ropa de "marca" que nos haga sentirnos aceptados por el circulo en el que vivimos, quemando las calorias suficientes que hagan sentir que nuestra esbelta figura corporal es digna de ser aceptada por aquellos que viven a nuestro alrededor, 0 que me interesan, o reuniendo algo mas de dinero que dé cierta relevancia a mi empobrecida personalidad, etc. En una palabra, que no estas solo en esa huida de que la persona vale por si misma, en su pobreza, en su miseria, en sus cojeras, en sus cegueras, en sus violas...
¡¡¡Ay desierto, desierto y soledad, soledad, del que muchos huimos y nada queremos saber!!! ¡¡¡Ay dulce, y amargo, encuentro que me ayudas a encontrarme, a valorarme, a tomar conciencia de mi, de las muletas que dia a dia busco, de los apegos de los que dia a dia hago depender todo mi ser!!! Gracias desierto por ayudarme a descubrir lo que valgo, lo que realmente soy.
Alvaro, Rosi, Jose Manuel o quien quiera que seas. No temas nunca ni al desierto ni a la soledad, porque en ellos encontraras la gran noticia en la que te cuesta creer, la de que tú eres Buena Noticia, porque en media de tú pobreza destaca algo grande, el ser imagen y semejanza de Aquel que nos creo, el ser imagen, nada mas ni nada menos, del Amor.

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