2/4/13

Algo más que un día o anécdota



La experiencia de la resurrección es algo más que el colofón a una semana de fiestas, procesiones o, simplemente de vacaciones.Para los que creemos en Dios, más concretamente en Jesucristo y en su Resurreción, la religión deja de ser el opio o la alienación de la persona y se convierte en el acicate y aliciente para vivir la vida con ilusión y con una perspectiva de continuo crecimiento personal que nos hace afrontar los miedos y asumir la vida con un sentido mucho más optimista.

Te invito a contemplarlo y asumirlo desde esta lectura:

Después de escuchar las palabras del ángel, las mujeres se alejaron a toda prisa del sepulcro, y llenas de temor y de gran alegría, corrieron a dar la noticia a los discípulos. Pero de repente Jesús les salió al encuentro y las saludó. Ellas se le acercaron, le abrazaron los pies y lo adoraron. Entonces les dijo Jesús: “No tengan miedo. Vayan a decir a mis hermanos que se dirijan a Galilea. Allá me verán”. Mientras las mujeres iban de camino, algunos soldados de la guardia fueron a la ciudad y dieron parte a los sumos sacerdotes de todo lo ocurrido. Estos se reunieron con los ancianos, y juntos acordaron dar una fuerte suma de dinero a los soldados, con estas instrucciones: “Digan: ‘Durante la noche, estando nosotros dormidos, llegaron sus discípulos y se robaron el cuerpo’. Y si esto llega a oídos del gobernador, nosotros nos arreglaremos con él y les evitaremos cualquier complicación”. Ellos tomaron el dinero y actuaron conforme a las instrucciones recibidas. Esta versión de los soldados se ha ido difundiendo entre los judíos hasta el día de hoy.

  • Entre el temor y la alegría se opta por la alegría, aunque el temor sea compañero de camino. Para el que cree en la resurrección el sentido positivo de la vida se impone al del miedo y la tristeza. La vida puede con la muerte.
  • Entre el quedarse en el sepulcro llorando la ausencia del ser amado e ir al encuentro de los demás se opta por vivir y salir al encuentro de los demás. La vida no se detiene con la muerte, continúa y mientras muchas veces nos replegamos ante la muerte, sentimiento de duelo, el espíritu de la Resurrección nos invita a seguir encontrando vida en cada paso que el ausente nos ha dejado. Vive en los que están a nuestro alrededor y nos necesitan.
  • Las heridas y lo que causaba miedo se puede abrazar, ahora no como señal de muerte, sino como señal de crecimiento, de victoria, de triunfo y de libertad en la que la herida ya no es cobardía sino el saber abrazar la vida con todos sus inconvenientes, inconvenientes que nos ayudan a crecer y a madurar. "Toda rosa lleva consigo espinas".
  • Hay quien pueda distorsionar la realidad para que, una vez más, claudiquemos. Optar por la experiencia personal y no por lo que los otros lleguen a aprobar o rechazar es lo importante. La fe viene de la experiencia de saber abrazar las heridas, el dolor y la muerte no como experiencia masoquista, sino como proceso de compromiso hacia el propio crecimiento, hacia los demás y hacía la misma vida.