7/4/15

Libres del miedo.



Dicen los expertos que el miedo, una emoción innata en el ser humano, tiene una función de protección de dar seguridad al ser humano, pero cos dos respuestas bien diferentes: una paralizante y otra de fortaleza y de enfrentamiento. Una nos aprisiona contra la realidad y otra nos ayuda a enfrentarnos a ella. ¿Has tenido miedo alguna vez? ¿Reconoces ambas actitudes? Y de fondo algo que no deja de ser tan importante o más que el propio miedo: ¿Miedo en realidad a qué? ¿Y por qué este tipo de reacciones?

El miedo surge, por lo general, ante una situación desconocida y ante algo que no dominamos. Una situación que, entre otras cosas, pone en entredicho nuestra capacidad de respuesta ante las situaciones que vivimos. ¿Qué descubrimos en ellas? ¿Nuestras limitaciones y falta de habilidades para adaptarnos a lo nuevo y desconocido? ¿Salir de nuestra zona de confort y tener que trabajar aspectos que teníamos relegados en nuestras vidas? ¿No tener que pensar en nuevas alternativas que la vida nos ofrece?

Tendemos a dejarnos paralizar por el miedo y que éste bloquee totalmente nuestra mente. Está demostrado que en medio del miedo la tranquilidad y la aceptación de la realidad nos permite ver más claro las realidades más oscuras e incluso, como hoy se afirma tanto, ver en esas realidades retos en vez de dificultades.

En el ejemplo de la frase del Papa Francisco, con referencia a la experiencia de las mujeres el día de la Resurrección, vemos como en vez de atrincherarse en el dolor, van hacia é, hacia la tumba vacía. En la tumba vacía curiosamente no experimentan vacío sino vida, resurrección. Una experiencia que cambia la historia de la humanidad haciendo una era antes y después del nacimientos de Jesús.

Más allá de la experiencia religiosa, que es una experiencia personal, lo importante es que la luz, la vida, la esperanza, lo nuevo se experimenta en la medida en que experimentamos y nos acercamos con toda naturalidad a lo oscuro, negativo y que nos causa miedo.

¿Has estado alguna vez en oscuridad absoluta? Bueno, casi absoluta. ¿No se hacen los ojos a la oscuridad? ¿No somos capaces de percibir siluetas o sombras? ¿Y la oscuridad del ciego que se ve suplida por otra experiencia de luz diferente a la nuestra en la que se mueve con mayor agilidad que nosotros? ¿Y la de otras personas que han perdido algún que otro sentido y "han tenido que desarrollar" otros?

Más allá de los miedos que tenemos se encuentra algo mucho más importante que es la seguridad en nosotros mismos, esa capacidad que hace que nos enfrentemos con mayor seguridad a aquello que tememos. ¿Será la oscuridad o aquello que tememos una llamada a confiar más en nosotros mismos?