27/12/10

¿Y ahora qué?



Oía hablar a alguien sobre la hipocresía de la Navidad. Acabada la fecha todo podemos volver a la hipocresía y seguir con todos los dimes y diretes de la vida cotidiana. ¿Es así la realidad? Tal vez para algunos sea esa la realidad, para otros no. ¿Dónde estriba la diferencia? Posiblemente no en la forma de vivir estas fiestas o acontecimientos, sino en el significado que los acontecimientos tienen en sí.

Para quienes podemos vivir el espíritu de la Navidad como una mera costumbre cultural, ésta fiesta no tiene ningún tipo de trascendencia para nuestras vidas. Todo se puede quedar en el folclore, en las comidas, en los regalos o en la vacaciones, por no decir unos encuentros familiares que pueden tener una mayor o menor riqueza.

Para aquellos para quien las fiestas tiene un significado que va más allá de lo folclórico, estos temas no tienen apenas trascendencia y las fechas no son sino una más del calendario ya que la vida está impregnada del espíritu de lo que sus creencias representan.

Una navidad para quien realmente cree en ella no es una fecha, sino un estilo de vida, al igual que una bandera para aquel que ama a su patria no es un signo más, sino una identificación y un sentido de pertenencia a un grupo, a una nación y a unos valores.

¿Qué hay detrás de todo ello? Vivir de costumbres y no de los valores que hay detrás de las costumbre. Por eso...., después de la navidad qué? Seguir viviéndola, pues Navidad no es una fecha, ni unas comidas, ni unos regalos. Es un estilo de de dejar nacer la luz en medio de las tinieblas, la vida en medio de la muerte y la esperanza en medio de la frustración. Y de seguro que a lo largo del año y de la vida habrá más de una ocasión y de un momento para vivir este espíritu. Lo único que las fechas están ahí como recordatorios, pero el espíritu va mucho más allá de la fechas.