20/6/13

¿Imposible?



Dice Nelson Mandela que la palabra "imposible" es tal vez la peor palabra que se encuentra en el diccionario. ¿Habrá que quitarla? La realidad es que ésta palabra nos ha hecho abandonar muchos sueños y muchas ilusiones que tal vez hemos albergado en nuestra mente. Y "todo parece imposible hasta que se hace", reza una frase que he leído por algún lado o "lo hizo porque no sabía que era "imposible".

Ya por la tarde hablaba con una madre con hija con "síndrome de down" que sí veía como imposible el poder ver a su hija llegar a conquistar ciertas metas. Y reconocía que la dificultad no estaba en la niña en sí, sino en ella, en sus miedos y sus inseguridades.

¿Cuáles son esas inseguridades o miedos que tiene ella y que tenemos nosotros? ¡Son tantas! Vemos la dificultad y la dificultad se convierte en muro, en obstáculo y en impedimento. Y cuando miramos hacia esas dificultades las vemos y nos quedamos viéndolas así, como frenos y como imposibles que nos impiden soñar e ir tras los sueños.

¿Qué pasaría, le pregunté yo, si pudieras salvar las dificultades?

Ufffffff, me respondió ella, lo intentaría y lucharía para que ella pudiera alcanzar ese sueño o ilusión que tiene.

Estuvimos hablando casi una hora sobre el tema y, lógicamente, cuando lo hablas crece la curiosidad y la ilusión por ver si eres capaz de conseguir esos sueños.

¿Donde surge el problema? Que cuando tenemos una ilusión muchas veces la contemplamos a lo lejos y nos resulta inalcanzable. ¿Qué pasaría si dividiéramos la meta grande en pequeñas metas asumibles? Recuerdo que cuando me propuse hacer ejercicio de natación se me hacía cuesta arriba. Recuerdo que comencé por cinco minutos, luego pasé a diez, más tarde a quince y así hasta llegar a una hora y algo más sin apenas descansar. Es algo que cualquier persona puede hacer, bien sea a nivel deportivo, bien a nivel lectura, escritura o a cualquier otro nivel que se proponga. Como diría Napoleon Hill, " Creo en el poder del deseo respaldado por la fe, porque he visto cómo ese poder elevaba a hombres desde comienzos humildes a posiciones de poder y riqueza". Y no hace falta pensar en el poder o la riqueza como objetivo en la vida. Hay cosas más sencillas y cotidianas que podemos alcanzar si tenemos el "deseo", la "fe" y la "voluntad" de conseguirlo.

A veces los atletas paralímpicos nos dan buena fe de ello cuando son capaces de llegar a realizar ejercicios de tipo físico que nosotros en condiciones normales no somos capaces de hacer. Es el poder del querer, del sacar lo mejor de nosotros mismos, del confiar en lo que somos y de lanzarse de plano hacia lo que queremos. ¿Recuerdas esos momentos en los que la fe, el deseo y la voluntad han sido más fuertes que las circunstancias en tu vida? ¿No te sorprendiste de lo que llegaste a conseguir en tu vida? La cuestión radica en eso, en fluir como el agua que cuando se encuentra con obstáculos sigue adelante. No se plantea que hace la piedra o el agua en su camino, simplemente sigue, se adapta, busca el camino y, si por casualidad, la encierran en un embalse espera con paciencia a esa oportunidad de acumulación que hará posible que la dejen salir.


¿Imposible? Depende de uno, de lo que decida pensar, de la confianza que tenga en sí mismo, de lo importante que suponga el sueño para uno en su vida, de lo que decida alimentar en su mente, de dar cada día pequeños pasos, de compartir el sueño o no con otros, de la actitud que mantengamos hacia la vida y lo que queremos darle a ella y recibir de ella. Dice Nelson Mandela: "No te conviertas en algo menor de lo que puedes ser".