Hay situaciones de la vida en lascare parece que las personas estan predestinadas a elegir malas compañías, nefastos negocios y una constante inclinación al fracaso.
En una ocasión una persona me comentaba su preocupación por las amistades con las que acababa siempre su hijo. De los colegios en los que había estado siempre acababa rodeado de las peores compañías.
En otra ocasión alguien me comentaba su mal tino para los negocios y trabajos. Siempre, o casi siempre acababa fracasando. Buscaba una y otra vez respuestas que no solía encontrar. Un sentimiento de gafe atravesaba y se instalaba en su mente.
¿Te has dado cuenta de que en muchas ocasiones nos centramos en nuestras limitaciones, en los aspectos negativos o en las pegas que le vemos a las cosas? Incluso nos sucede que nos halagan por algo y, en medio de una falsa humildad, no somos capaces de reconocerlo, de agradecerlo y de saber vivirlo. Nos ofuscamos a creer que somos mediocres, por no decir malos.
La vida y el éxito en ésta consiste en saber elegir bien.
- Elegimos bien cuando nos orientamos hacia lo que queremos.
- Elegimos bien cuando nos rodeamos de gente que quiere alcanzar lo mismo que nosotros.
- Elegimos bien cuando creamos las circunstancias que allanan los caminos hacia nuestros objetivos y metas.
- Elegimos bien cuando vemos ante la dificultad retos que nos proponen avanzar en nuestro camino en vez de arrojar la toalla.
- Elegimos bien cuando somos capaces de descubrir más elementos positivos que negativos en aquello que rodea.
- Elegimos bien cuando sabemos aprovechar las circunstancias para seguir construyendo nuestros sueños.
- Elegimos bien cuando todas y cada una de las decisiones que tomamos no pierden las perspectiva de lo que queremos alcanzar. Nuestras decisiones se toman no en base a emociones, sino en base a motivos y objetivos que dan sentido a nuestra vida.
La vida es una constante elección en la que irremediablemente tenemos que saber elegir bien. A lo largo del día tomamos decisiones, en cosas importantes o en intrascendentes. ¿Con qué perspectiva las tomamos?