¿Tiene algo que ver el perdón con el crecimiento personal? ¿Quién sale ganando el que perdona o el que es perdonado? ¿Es necesario perdonar?
En primer lugar creo que el perdón es la puerta para la propia felicidad de la persona. Tu y yo nos hemos sentido ofendidos en alguna ocasión. Ha habido sentimientos que se han apoderado de nosotros. Sentimientos de ser atacados, humillados, dejados de lado o de no ser tenidos en cuenta. Son sentimientos que borran la sonrisa de nuestra boca, que llenan nuestras mentes de ideas y actitudes negativas, que bloquean nuestra libertad para ser nosotros mismos en las circunstancias que nos tocan vivir. El que perdona experimenta como deja al lado una gran carga emocional y experimenta vida en si misma. Creo que el gozo del perdón, en este sentido, es más grande e importante en el que perdona que en el que es perdonado.
Es por ello que el perdón es una necesidad vital en la persona, tan vital como puede ser la de comer y beber. Sin perdón, como acabo de reflexionar, no hay vida ni alegría dentro de la persona. Y necesitamos de ellas para vivir y sentirnos nosotros mismos. ¿Te das cuenta de lo que eres capaz de hacer en la vida cuando no eres preso del rencor, de la ira, del odio y de otros sentimientos con ellos?
Apostamos por la vida, por la alegría, por la creatividad, por el amor y por la energía que esa libertad produce en cada uno de nosotros. Quien no perdona, no crece y quien no crece, se queda estancado en la vida y quien se estanca enturbia totalmente su vida. Es por ello que en el perdón, y aunque sea egoísta decirlo, hay que pensar más en uno mismo que en aquél que es perdonado. Mi vida es importante, y cuando yo permito que los demás y sus vidas manejen mis sentimientos, estoy hipotecando mi vida ya que me centro en el otro y no en mí, le doy más importancia al ofensor que a mi propia vida.
Apostemos, pues, por la vida, que conlleva crecer en el perdón.