Generalmente había oído hablar de luchar por un objetivo pensando que el punto de partida podía ser lo que unía a varias personas. Hoy, mientras conducía mi coche, y oyendo hablar sobre los conflictos matrimoniales oí hablar a una personas de estar unidos en lo que nos separa. Paradójico, ¿no? Ya hace un par de día me había venido a mi algo a la mente cuando alguien recibió un regalo que no era del todo de su gusto. ¿Regalamos a la otra persona lo que le gusta o lo que tiene sentido y significado para nosotros? Y hoy las dos cosas han vuelto a juntarse en mi cabeza.
Unidos por lo que nos separa tiene todo su profundidad. Lo que nos separa nos permite, muchas veces, mantener nuestra personalidad, nuestra esencia. Y en lo que a mi me separa de ti hay algo que me ayuda, a contrastarme y a afianzarme en lo que soy, en lo que debo mantener y en lo que debo de depurar de mi personalidad.
Cuando alguien piensa, habla, siente y vive distinto a como lo hago yo, incluso cuando puedo sentirme atacado, siempre hay algo que tengo que aprender. Tal vez el otro tenga razón, quizás no, pero lo importante que cualquier cosa diferente a mi mismo hace que mire hacia dentro de mi mismo, cuestione lo que hago y si estoy o me siento en la senda correcta continuo en ella, y si, por el contrario, el otro aporta a mi vida algo nuevo y tengo que modificar mi carta de ruta o de estar en la vida, bienvenido sea.
Los opuestos se atraen, se complementan, se enriquecen. Unos podemos aprender de otros. Esconderse solo deja ver el miedo que puede haber dentro de mi por sentirme cuestionado en mi manera de vivir o de pensar. No permitir ese cuestionarse conlleva una inseguridad personal. un miedo hacia uno mismo. Nada mejor que vivir seguro de quien uno es y de lo que uno posee dentro de si. Lo que es distinto no debe de dar miedo, sino más bien seguridad porque sin duda alguna lo tomaré o lo dejaré, pero me hará sentir más seguro de mi mismo.