23/8/12

8. Aprendiendo a delegar



No se puede estar en todo y aunque en muchos casos se siente como el hombre o mujer orquesta es consciente de que tiene que saber delegar. Jose Diaz

No somos maquinas todoterreno. Pensamos que todo lo podemos hacer por nosotros mismos, pero el trabajo en equipo es más eficaz y los resultados puede que se vean más pronto. Para ello hay una cualidad indispensable, el saber delegar un trabajo, un cometido o una responsabilidad.

Delegar no consiste, simplemente, en ponerle a alguien un paquete en la mano y dejar que se las entienda el solo con el. Eso es una dejación de responsabilidades, desinteresarse de algo y exigirle a otro los resultados que nosotros queremos.

Hay una serie de requisitos que deberíamos tener en cuenta:


  1. ¿En quien delegar? No todo el mundo es apto. Saber escoger es nuestro primer reto. Una persona que suscite confianza en nosotros es indispensable. Sin confianza no hay comunicación, y sin esta difícilmente podremos compartir proyectos a alcanzar.
  2. La persona en quien delegar tiene que tener "actitud" y "aptitud", o al menos predisposición a aprender, junto con una visión de que el trabajo a realizar lo va a beneficiar personalmente, bien sea e onomica, laboral, familiar, social o personalmente. Una persona que no se vea beneficiada de una tarea a realizar difícilmente tendrá la motivación, actitud y responsabilidad para llevarla a cabo. La motivación nos mueve y hace responsables.
  3. Saber dar toda la informacion necesaria es importante. Nadie puede adivinar lo que queremos, cuando y como lo queremos. La información, además de clarificar los objetivos y de ponerlos en común, nos ahorra mucho tiempo en tener que buscar por nosotros mismos. Delegar es responsabilizar a otro pero poniendo todo nuestro conocimiento a su alcance.
  4. Delega el trabajo completo a una persona y dale toda la responsabilidad. Esto elevará el interés del individuo en el proyecto y le dará un sentido más profundo de logro y satisfacción cuando la tarea se haya completado,aunque la responsabilidad última recae en ti. 
  5. Enfócate en los resultados, no en el proceso. Permítele la libertad de ejercitar algo su iniciativa. Enfócate en lo que tú quieres, no en cómo hacerlo. 
  6. No dejes las fechas en las que debe ser completado el trabajo inciertas o sin límite.
  7. No te enfoques en lo que está mal, sino más bien en lo que se puede hacer para lograrlo mejor. 
  8. Dale todo el crédito y reconocimiento a la persona que complete el trabajo. No te quedes tú con el crédito. Somos equipo.