9/4/12

¿Intuición o razonamiento?



No es difícil encontrarse a personas que actúan por intuición y dicen que ese sexto sentido le da mucha suerte. Por el contrario hay otras personas a quien ese sexto sentido les juega una mala pasada que al final le pasa factura. ¿Podemos confiar en nuestro poder intuitivo?

  1. La razón siempre ha sido aquello que nos caracterizado como seres humanos y es algo propio de nosotros, por lo que es algo a utilizar de forma constante. La razón busca conectar las situaciones y acontecimientos en los que nos vemos inmersos de una forma lógica. Siguen la pauta de la causa y del efecto, por lo que nos dan unas claves mucho más fiables que la mera intuición. Cuando razonas las cosas puedes predecir los resultados de una manera mucho más fiable que cuando te dejas llevar simplemente por tus sentimientos.
  2. La intuición, por el contrario, no tiene una base causa efecto y se basa más en las emociones que los acontecimientos o personas nos producen y provocan. Los sentimientos, pues, juegan un factor mucho más importante que el de los razonamientos. Es un hecho que la intuición la utilizamos cuando tenemos que decidir algo y no tenemos dentro de nosotros la respuesta adecuada. Pero hay dos tipos de intuiciones:
  • Las basadas en la experiencia, que tienen cierta base lógica. Es el caso del mecánico de un coche que por el ruido intuye lo que le puede pasar al mismo. La intuición le lleva a analizar la batería, el motor de arranque o cualquier otro dispositivo que esté relacionado con la posibilidad o no de que el coche se encienda. Puede ser el caso del médico que ante los síntomas del paciente y con unas cuantas preguntas clarifica o no lo que intuye que le puede pasar a su enfermo. De ahí a la verificación hay tan solo un paso, y en la verificación ya se muestran aspectos mucho más lógicos que intuitivos.
  • Las basadas en la mera intuición y que no tienen otros motivos que los de probar suerte o de dejarse llevar por los sentimientos. Son una prueba de la incompetencia que tenemos ante la situación y del abandono que hacemos hacia la suerte o hacia el que "sea lo que Dios quiera". Nos abandonamos al azar o a la suerte. Es una ruleta rusa en la que podemos acertar o no.
La intuición que se basa en la experiencia puede ser buena consejera, la que nos lanza al azar o a la suerte de la vida es todo un riesgo, que unos corren y otros se frenan ante él. Intuición y Razón son dos buenas compañeras, por lo que la intuición basada en la experiencia  y que se deja llevar por una buena dosis de racionalidad parecen ser lo más aconsejable y prudente.