10/12/12

Castañas



A veces las cosas más simples te hacen ver lo condicionado que estás por las ideas que manejas en la mente. En la tarde de hoy paseábamos por la ciudad de Las Palmas en busca de detalles Navideños y de Reyes. Desde hacía unos día me comentaba el capricho de comerse unas castañas asadas. Tal vez recordaba las de Pontevedra, mi ciudad natal, donde ha tenido el gusto de comerse en compañía de sus abuelos unas exquisitas y sabrosas castañas.

En cuanto divisé al castañero no dudé en acercarme a él y comprar un cono de castañas asadas. Cuando las ví me decepcionaron, una vez que las degusté me dejaron un tanto insatisfecho. Yo hacía una comparación entre las que comía en mi tierra y éstas que, en esta ocasión, no me parecían tan buenas. Le pregunté, y con ánimo de que reconocer que las de Pontevedra estaban mucho mejor. La respuesta me dejó pensando: "Papa, están buenas"....

En la vida tendemos a hacer comparaciones, a que unas cosas tengan más importancia que otras, a que ciertas ideas a las que podamos tener un cierto apego, triunfen. Y nos olvidamos de lo esencia, de saborear lo que tenemos entre manos.

¿Por qué vivir con comparaciones y no disfrutar, simplemente, de lo que tenemos delante? Una pequeña lección aprendida hoy.