29/7/15

El que la sigue la consigue.



¿No te ha sucedido a ti alguna vez que te ere imposible ver o entender algo en la vida? Creo que son muchas las ocasiones en las que nos pasa eso. Generalmente somos tercos y, una y otra vez, insistimos por el mismo camino, aunque en otras nos desilusionamos y nos negamos a seguir intentándolo. Pero hay alternativas. Curiosamente el Evangelio, el mensaje de Jesús está lleno de situaciones que nosotros vivimos constantemente y la verdad es que leído en profundidad viene a ser una gran noticia. Y en el caso de hoy el marco de referencia es la secuencia o el encuentro de Jesús y Zaqueo que puede ser una buena llave para entender esos momentos de la vida que se nos dificultan o atragantan.

Habiendo entrado Jesús en Jericó, iba pasando por la ciudad. Y sucedió que un varón llamado Zaqueo, que era jefe de los publicanos, y rico, procuraba ver quién era Jesús; pero no podía a causa de la multitud, pues era pequeño de estatura.

Y corriendo delante, subió a un árbol sicómoro para verle; porque había de pasar por allí.
Cuando Jesús llegó a aquel lugar, mirando hacia arriba, le vio, y le dijo: Zaqueo, date prisa, desciende, porque hoy es necesario que entre yo en tu casa.
Entonces él descendió aprisa, y le recibió gozoso.
Al ver esto, todos murmuraban, diciendo que había entrado a su casa con un hombre pecador.
Entonces Zaqueo, puesto en pie, dijo al Señor: He aquí, Señor, la mitad de mis bienes doy a los pobres; y si en algo he defraudado a alguno, se lo devuelvo cuadruplicado.
Jesús le dijo: Hoy ha venido la salvación a esta casa; por cuanto él también es hijo de Abraham.
Porque el Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido.
Como puedes ver es una pequeña historia que puede carecer de mucho interés. ¿En qué se parece esta historia a nuestras vidas? Creo que en muchas cosas.

  • En primer lugar Zaqueo quiere ver "quien era Jesús". Tal vez había oído hablar de él. Quizás llamaba su curiosidad o quien sabe si no llegaba a entender lo que toda la gente hablaba de él. La cuestión es que tanto él, como tú y como yo muchas veces queremos llegar a conocer algo, alguien o a entender situaciones en la vida. Hasta ahí todo normal.
  • Las dos primeras dificultades afloran a la hora de poder resolver su interés. La "gente" era mucha y "más alta" que él. La gente es lo que normalmente nos encontramos en la vida. "Gente" podemos entenderla por creencias, maneras de pensar, valores, costumbres, etc. La gente, los puntos normales de vista, nos impiden ver y entender la realidad de lo que nos pasa. A veces esas creencias o puntos de vista son tal "altas" y "arraigadas" que seguimos sin ver por mucho tiempo y no alcanzamos a comprender. Unas veces, como decía antes, nos conformamos con no ver, nos damos la vuelta y nos quedamos sin conocer nuevas realidades. Otras veces intentamos hacernos un hueco, nos esforzamos y ante la dificultad desistimos.
  • Zaqueo se "sube" a un árbol. Cambia de perspectiva. Utiliza una nueva forma de buscar que la tradicional. Y desde la nueva perspectiva es capaz no solamente de ver a Jesús sino de que Jesús lo vea a él. Me recuerda al dicho de que la suerte no es el resultado de la casualidad sino del intento continuo de conseguir algo. La suerte se encuentra con quien la busca y trabaja. Y esto es lo que le pasó a Zaqueo. No se rindió y buscó alternativas, lo miró como un reto. Como algo interesante a conseguir.
  • Cuando la suerte se encuentra con quien la busca y trabaja, ¿qué pasa? Que si la manera de encontrarla fue diferente a la que tenías siempre, el encuentro con lo que quieres te transforma y todo lo que habías conseguido hasta el momento en tu vida ya no tiene tanta importancia, hasta el punto de devolver más de lo conseguido hasta el momento. ¿Por qué? Porque lo que buscas y encuentras, y la manera de hacerlo, transforman tu vida dándole un nuevo sentido a lo que empiezas a vivir.
Quizás lo más importante de todo ello es la actitud:
  • Sentir interés.
  • Buscar.
  • Insistir.
  • Observar nuevas perspectivas.
Sin duda alguna el momento llegará. Y la "salvación" llega en el momento en que estás abierto a ella y a buscarla de forma incesante, entendiendo por "salvación" el sentirte bien y a gusto conmigo mismo y con aquello que hago en la vida.