1/10/15

Lo esencial e importante.


“Un hombre rico, empresario, bien vestido, ropas caras y talante derrochador, iba paseando por el puerto, cuando se encuentra con un modesto pescador. El pescador trabajaba en sus redes y en su pequeña barca, y tenía un cubo lleno de un montón de peces recién pescados. El rico empresario le preguntó: 
- Óigame, ¡usted tiene mucha maña! ¡Parece un pescador muy bueno! Usted sólo y con esta pequeña barca ha pescado muchos peces. ¿Cuánto tiempo dedica a la pesca? 
El pescador respondió: 
- Pues mire usted, yo la verdad es que nunca me levanto antes de las 8:30. Desayuno con mis hijos y mi mujer, acompaño a mi familia al colegio y al trabajo, luego voy tranquilamente leyendo el periódico hasta el puerto, donde cojo mi barca para ir a pescar. Estoy una hora u hora y media, como mucho, y vuelvo con los peces que necesito, ni más ni menos. Luego, voy a preparar la comida a casa, y paso la tarde tranquilo, hasta que vienen mis hijos y mi mujer y disfrutamos haciendo juntos los deberes, paseando, jugando. Algunas tardes las paso con mis amigos tocando la guitarra. 
- ¿Entonces me dice que en sólo una hora ha pescado todos estos peces? ¡Entonces usted es un pescador extraordinario! ¿Ha pensado en dedicar más horas al día a la pesca? 
- ¿Para qué? 
- Pues porque si invierte más tiempo en pescar, 8 horas, por ejemplo, usted tendría 8 veces más capturas, y ¡así más dinero! 
- ¿Para qué? 
- Pues con más dinero usted podría reinvertir en una barca más grande, o incluso contratar a pescadores para que salgan a faenar con usted, y así tener más capturas. 
- ¿Para qué? 
- Pues con este incremento de facturación, ¡su beneficio neto sería seguro envidiable! Su cash flow sería el propicio para llegar a tener una pequeña flota de barcos, y así, hacer crecer una empresa de pesqueros que le harían a usted muy muy rico. 
- ¿Para qué? 
- ¿Pero no lo entiende? Con este pequeño imperio de pesca, usted sólo se tendría que preocupar de gestionarlo todo. Usted tendría todo el tiempo del mundo, para hacer lo que le venga en gana. No tendría que madrugar nunca más, podría desayunar cada día con su familia, podría acompañar a los niños al colegio, jugar con ellos por la tarde, tocar la guitarra con sus amigos…"
Puede ser paradójico, pero  así es la vida. Buscamos y buscamos cosas, le dedicamos mucho más tiempo del que podemos darle, ocupan mucho espacio en nuestras mentes y, cuando nos damos cuenta vemos que lo tenemos al alcance de la mano y sin tanto esfuerzo.

Es el eterno enfrentamiento que existe dentro de nosotros entre el ser y el tener. Creemos que lo que podemos tener puede reemplazar a nuestro ser más profundo. De la misma manera pensamos que las formas de las cosas pueden sustituir la esencia de lo que somos como personas.

El ejemplo de hoy es muy gráfico. La vida se disfruta no por la cantidad de las cosas que se poseen sino más bien por saber utilizar las que ya se tienen, y todo lo que venga, bienvenido será. El problema es cuando dejamos de gozar la vida en su instante para centrarnos en lo que puede ser, en lo que puede llegar. Disfrutaremos de ello si es que llega, pero y mientras tanto, ¿qué hacemos con la vida de cada día?

Si no disfrutamos de lo que sí ya tenemos, difícilmente podremos disfrutar de aquello que venga. Lo peor de todo es que lo que ya tenemos es lo que sí existe.