5/4/13

Reconocer y dar marcha atrás



Viviendo y retomando el camino que muchas veces queremos dejar.


  1. Rectificar es de sabios. No es fácil reconocer que nos hemos equivocado en la vida, pararnos y darle nuevamente un giro a nuestra vida para retomar un nuevo camino. La experiencia de la Resurrección es de humanos. Reconocer la frustración, el desengaño, la desilusión y dejarse iluminar en un momento dado para darle un nuevo valor y sentido a todos esos sentimientos negativos, ¿quién lo hace? Lo más fácil es dejarse llevar por el desánimo y por los sentimientos negativos. Dejarse iluminar y convencer de que un proceso es necesario en la vida no es fácil. De hecho sobrevaloramos el dolor y la frustración y el compadecer o compadecernos. Los discípulos de Emaús en un alarde de sinceridad reconocen, recapacitan y dan marcha atrás, tres actitudes de optar por la vida, por lo que se quiere todavía alcanzar.
  2. No podemos callar lo que realmente sentimos. Es otra actitud importante. Las vivencias, cuando son importantes, para bien o para mal las compartimos. Podremos callarnos ideas, conceptos o conocimientos que tengamos. La experiencia de sentirse amado, reconocido o de volver a nacer como sucede en los que sobreviven a accidentes que los ponen al borde de la muerte no son capaces de callarse la experiencia. ¿Sabemos cuando alguien lleva la alegría dentro? Los de Emaús llevan esa experiencia dentro y no la pueden callar. El Papa Francisco decía hace unos días que no es lo mismo ver con los ojos que con el corazón, haciendo referencia a María Magdalena. La fe no es un conocimiento de catecismo, es una experiencia de "vivir" la vida con sentido y orientada hacia el amor.
  3. Tocando el miedo.Sí, el miedo de las heridas, del agujero de los clavos. El dolor, cuando entiendes la vida y las metas que quieres conseguir, forman parte de la realidad. Lo tocas, lo abrazas y eres capaz de asumirlo e incluso de sonreír cuando te toca vivirlo. ¿Cuántas veces lo hemos vivido con nuestros hijos? Los grandes retos asumen el dolor como parte del proceso. 
  4. La importancia del partir el pan. Hay dos o tres aspectos importantes en sentarse a la mesa, en este caso la Eucaristia. La vida hay que celebrarla, hay que hacerlo con quienes comparten nuestros mismo ideales y metas, y es la experiencia de "darse", de "vivir el amor" la que da sentido a todo lo que perseguimos en la vida. difícilmente celebramos algo solos, por no decir nunca. Cuando lo celebramos con otros aquello que celebramos adquiere más fuerza, sentido y motivación en nuestras vida.