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Los prejuicios marcan nuestra vida, y a veces para mal. Ya lo decía Einstein: "Es más fácil desintegrar un átomo que un prejuicio". La verdad es que no sabes que pensar cuando te encuentras una frase de este calibre en tu vida. ¿En Pablo Iglesias? ¿En Alberto Rivera? Si te soy sincero me he puesto a pensar más en la mente brillante a quien se le ocurrió. Se me vino a la mente la frase que dicen que a veces lo que dices habla más de ti que de quien lo dices.
En la vida podemos tener credos diferentes, orientaciones políticas distintas, creencias radicalmente diferentes pero, ¿por ello las personas van a dejar de gozar de nuestra confianza y a perder toda su dignidad y respeto? Lo que nos matan son los prejuicios.
Conozco a miles de personas que piensan, viven, tienen creencias religiosas y políticas muy diferentes a las mías. Y tendrían toda mi confianza para depositar en ellas aquello que más valoro en la vida. No es lo que uno piensa, cree y defiende lo que importa, sino quien es en la vida y los ideales que tienen.
Las personas somos alguien y algo más que ideas, creencias y banderas. Somos seres humanos que compartimos unos valores que a veces los expresamos de diferentes maneras, y no por ello se merecen el rechazo y el miedo de los demás.
Estoy seguro que cualquiera de los políticos que hoy optan a gobernar nuestro país lo hacen movidos por toda una serie de valores que merecen, "como personas", todo nuestro respeto y admiración, aunque no estemos con ellos de acuerdo en las formas o medios de conseguirlo.
No me daría miedo el confiarle un fin de semana a ellos, aunque estoy seguro que mi hija se lo pasaría bien con las amigas y amigos que tiene.
Lo que si es importante para mi, es saber ver a todos, incluso a los políticos, de una manera libre, honesta y desvinculada de las creencias irracionales y de los prejuicios que si separan muchas veces a las personas y les hacen realmente daño.
Me encantaría vivir en una sociedad donde todos nos veamos como personas, más allá de lo que realmente aparentamos. Estoy seguro que tratándonos de forma cercana y sencilla seríamos capaces de ver y de valorar a las personas a las que muchas veces criticamos.
A veces, y lo repito, las criticas y las visiones que tenemos de los demás hablan más de nosotros mismos que de ellos.