“Contrataron a un grupo de nativos
para ir a trabajar a la ciudad.
le prepararon alojamiento
en la segunda planta de una casa.Ellos pidieron que por favor,
les dejasen vivir en el piso de abajo.
en el segundo perdían el contacto con la tierra
y no sabían vivir.”(Gonzalez Vallés)
Ser plenamente conscientes de la realidad es fundamental a la hora de alcanzar los objetivos. Y ésta realidad es la de nuestros talentos, fortalezas, valores, etc. personales que tiene cada uno. Pero hay un elemento importantisimo que no debemos dejar atrás: La conciencia emocional. ¿Qué entendemos por conciencia emocional?
¿Quien de nosotros no se encuentra de repente enfadado, bajo de moral o lleno de alegría y con un optimismo que contagia o asusta a otros? Las emociones juegan un papel primordial en nuestras vidas y en nuestros resultados a nivel de relación, de trabajo o de autorealización.
Curiosamente escuchaba hace unos momentos en la radio al director general de un club de futbol de Primera que acaba de ser eliminado de la Copa del Rey por un equipo de mucha menor envergadura y que está dos categorías por debajo. Comentaba que “la presión” de tener que salir a ganar por más de cuatro goles, que el no haber marcado antes de los cinco o diez minutos iniciales, etc. producian un stress y una ansiedad que les desenfocaba del partido.
Y es verdad, cuando no somos capaces de controlar las emociones podemos perder el foco de nuestros objetivos debido a la ansiedad, a la euforia, al miedo y a otras tantas emociones que podemos vivir en un momento determinado. Las emociones, y sin ser conscientes muchas veces nosotros mismos, nos controlan la vida en vez de controlarlas nosotros a ellas; nos frenan en vez de empujarnos a vivir de forma más realista. Y somos nosotros los que “elegimos” vivir los momentos determinados de una forma determinada.
¿Cómo podemos llegar a ser plenamiente conscienstes de nuestras emociones?
Distanciarse un poco de lo que estamos sintiendo; alejarnos para poder ver fria y objetivamente lo que está sucediendo y comenzar a preguntarnos sobre lo que nos sucede no estaría de más.
* ¿Qué es lo que realmente siento?
* ¿Cómo manifiesto interna y externamente éste sentimiento?
* ¿Qué provoca éste sentimiento en mí?
* ¿Puede haber otras razones diferentes que puedan provocar lo que me hace sentir así?
* ¿Cuáles serían?
* ¿Por qué éste hecho provoca dicho sentimiento?
* ¿Qué creencias o ideas surgen en mi para sentirme de tal manera?
* ¿Por qué reacciono de ésta manera? ¿Podría reaccionar de otra?
* ¿En que me beneficia y en que me perjudica ésta manera de responder?
Las respuestas que demos en los momentos buenos y malos de nuestras vidas no tendrían que desenfocarnos de nuestros objetivos primordiales, el de “saber jugar la vida”. Jugar con ilusión de jugar, vivir cada momento, saborear el instante, cada paso que se da, y dominar o controlar nuestras emociones es fundamental. Estar a merced de ellas una bomba de relojería. ¿Sabías que un porcentaje muy alto, en torno al 80%, de los fracasos laborales, de familia o personales se deben a la falta de conciencia y de control emocional?
Un último detalle que acabo de escuchar por la radio: A un grupo de estudiantes le preguntaron que escribieran las siete maravillas del mundo. Unos pusieron las típicas: las piramides, los jardines de Babilonia, el Gran Cañón del Colorado, etc. Y quedaba una alumna por entregar sus rsultados. Titubeando porque ninguna respuesta coincidia con las de sus compañeros dijo: Ver, Oir, Tocar, Oler, Gustar, Sentir y Vivir. ¿No es maravillosa la respuesta? Si somos conscientes de ello, los sentimientos están a nuestro servicio, y no nosotros al servicio de ellos. Nosotros elegimos como pensar, que creer y como expresar nuestros sentimientos
Pero ahora se
Zanahoria