28/8/14

Ser independientes.


Sufrimos muchas veces y la mayor parte de ellas es por la dependencia que tenemos de las cosas o de las personas. Buscamos y exigimos libertad o libertades, pero la mayor libertad es la independencia que podemos tener de las personas, de las cosas y de las circunstancias.

La independencia y la libertad, sea personal, política o social, tienen un precio. El precio podemos verlo hacia atrás, hacia lo que perdemos. O podemos verlo hacia adelante, hacia lo que deseamos. Desprendernos y perder duelo. Ganar satisface.

Un embarazo conlleva una serie de problemas, de riesgos, de incomodidades, de dolores, de incertidumbres, pero conlleva una ilusión que solapa todos esos sentimientos y problemas. Un proceso que cuando llega a su culmen no se acuerda de todo el proceso que se ha pasado pues lo conseguido da sentido a todo lo vivido.

¿Donde radica la clave? Al igual que deseamos al niño que va a nacer, también deseamos el proyecto que deseamos. Soñarlo, vivirlo, gestarlo, desarrollarlo solo tiene sentido si lo hacemos desde el deseo, desde el amor, desde la pasión. Y cuando existen estos ingredientes de ser nosotros mismos, de aceptarnos, de ser independientes y libres, el proceso se hace mucho más fácil y llevadero.