2/4/12

Sin miedo a la realidad



Alguien decía en alguna ocasión que el milagro más difícil de conseguir por parte de Dios era que el hombre hiciera lo que Dios le pedía. Curiosamente en el día de hoy un especialista en psicología evolucionista hablaba de que el engaño era una manera de sacar ganancia a diferentes circunstancias de la vida. Cuando distorsionamos la realidad, sobre todo la propia, es para intentar sacar provecho de ella y conseguir una mejor imagen.

Creo que uno de lo mayores miedos es el enfrentarnos a nuestra propia realidad. ¿Empobrecimiento? ¿Falta de autoestima? ¿Frustración?

Bien lo decía Erich Fromm en su libro Miedo a la Libertad que el mayor miedo del ser humano es la soledad y el verse sin los apoyos necesarios para seguir viviendo en la vida. Cambiamos las versiones de los hechos, de los acontecimientos, de las palabras para poder conseguir un mejor posicionamiento frente a las personas que nos rodean. Necesitamos de los demás y para ello amoldaremos las verdades a lo que queremos oír y a lo que quieren oír.

¿Que pasaría si lo que queremos oír de aquellos que viven cerca de nosotros no lo oímos y oímos exactamente lo contrario? ¿Cómo serían posiblemente nuestras relaciones con ellos?

Preferimos construir una realidad a nuestro gusto, aunque ésta se falsa, a toparnos con nuestra verdadera realidad e imagen.