4/8/14

Perfeccionismo.


El que quiere ser perfecto. 
Su trauma es que se siente imperfecto. 
Para compensar esta sensación de insuficiencia, 
crea inconscientemente un ideal de cómo debería ser. 
En el proceso se vuelve muy autoexigente y crítico consigo mismo. 
Y dado que nunca alcanza la perfección deseada, 
tiende a enfadarse y frustrarse con facilidad. 
Entre otros defectos, 
suele estar convencido 
de que su forma de ver las cosas 
es la única verdadera. 
Debido a su prepotencia y rigidez, 
cree que siempre tiene la razón 
y trata de imponer su punto de vista 
sobre quienes piensan o actúan de forma diferente. 
Su aprendizaje pasa 
por transformar la ira en serenidad, 
aceptándose tal como es.

Borja Villaseca.

¿Es malo ser perfeccionista? No lo creo, si uno es consciente de los pros y de los contras que ello lleva; de los sentimientos que produce dentro de si mismo y hacia los demás.

Ser perfeccionista puede ayudar a mejorar los talentos y fortalezas que tiene uno, así como vivir esclavo de lo que uno no es y quiere llegar a ser, no aceptándose a si mismo como tal.

Si el perfeccionismo que me lleva a infravalorar a otros, dejo la senda del perfeccionismo, olvidándome de que en unos u otros aspectos soy semejante al resto de los humanos.

Aceptarme a mi mismo como soy me ayuda a ser libre; sí, libre conmigo mismo. Y cuando soy libre lo soy para crecer y mejorar lo que hay en mí, pero no como rechazo de lo que soy, sino como aceptación propia y libertad para poder desarrollarme como tal.

El perfeccionismo siempre es bueno en la medida en que me permite respetarme a mi mismo como persona, y a los demás como ellos son. Así como me permite vivir tranquilamente lo que soy y lo que me gustaría intentar llegar a alcanzar como persona.

El perfeccionismo es una aceptación de lo que soy y puedo llegar a ser y no lo que puedo llegar a ser porque no me acepto como soy.