19/5/15

Elegir lo mejor.



En aquel tiempo, entró Jesús en un pueblo; y una mujer, llamada Marta, le recibió en su casa. Tenía ella una hermana llamada María, que, sentada a los pies del Señor, escuchaba su Palabra, mientras Marta estaba atareada en muchos quehaceres. Acercándose, pues, dijo: «Señor, ¿no te importa que mi hermana me deje sola en el trabajo? Dile, pues, que me ayude». Le respondió el Señor: «Marta, Marta, te preocupas y te agitas por muchas cosas; y hay necesidad de pocas, o mejor, de una sola. María ha elegido la parte buena, que no le será quitada».

Hemos escuchado esta historia en multitud de ocasiones. Hoy me vino a la mente una vez más. Me vino a raíz del descubrimiento científico de como los pensamientos provocan cambios moleculares en los generes. Nosotros somos los que elegimos los pensamientos, de ahí vienen las actitudes que adoptamos y el resultado son los sentimientos que se producen en nosotros. ¿Por qué pensamos lo que pensamos?

Es una pregunta que me hago muchas veces, sobre todo cuando veo a gente reaccionar ante circunstancias muy parecidas, con actitudes muy diversas. Y como ejemplo el de Marta y María. ¿Cómo es posible que ante una situación, como puede ser la visita de Jesús, una reaccione de una manera y la hermana de otra? ¿Cómo es posible que una se sienta molesta con la actitud de la hermana mientras ésta se siente tranquila?

Somos nosotros los que elegimos los pensamientos. Dentro de ellos encontramos valores, miedos, dependencias, sentimientos y un largo número de creencias que nos condicionan. Pensamos y luego actuamos. Pero, ¿por qué nos enojamos cuando las personas no actúan y piensan como nosotros? ¿Qué ha dentro de uno que hace que se moleste? Y cuando digo dentro de uno, digo dentro de uno y no en el otro.

A veces el otro es un espejo de las necesidades, carencias o incluso limitaciones que tenemos. Otras veces el no aceptar la realidad tal y como es nos convierte en esclavos de nuestros propios pensamientos.

La gran pregunta es que ante la cantidad inmensa de pensamientos que nos llegan cada día a nuestra cabeza:
  • ¿Cuáles elegimos?
  • ¿Por qué los elegimos?
  • ¿A que nos ayudan o a donde nos llevan los que elegimos?
  • ¿Nos hacen madurar o más bien nos hacen depender?
  • ¿Nos conducen hacia nuestra propia libertad individual o nos atan a multitud de miedos y cadenas internas.
Al final siempre hay una mejor parte, la que escogió Maria. ¿Cuál? La que te mantienen centrado en ti mismo, en lo que eres, en lo que crees y que te hace sentir bien a pesar de que haya quien elija pensar de otra forma diferente.

Dicen que hay algo que no pueden quitarnos jamás, incluso si nos meten en la cárcel: la libertad de elegir lo que pensar. Y depende de lo que elija, depende lo que llegue a sentir y a como me llegue a encontrar de satisfecho o no en la vida.