17/7/15

Aprendiendo de los portazos de la vida.


¿Alguna vez te han venido las cosas de forma totalmente contraria a como pensabas que serían? ¿Cuántas veces te has quedado con la miel en los labios? Hay un dicho que dice que "Cuando una puerta se cierra, se abren otras", o que "no hay mal que por bien no venga". Es la realidad de la vida, una realidad en la que los "renglones torcidos de Dios" se dan una y otra vez.

La fábula, reducida, del caballo nos puede ilustrar un poco la experiencia: 
Un granjero tenía sólo un caballo. Un día el caballo se escapó. 
Todos los vecinos llegaron diciendo, “Lo siento tanto. Esta es una muy mala noticia. 
Debes de estar muy molesto”. El hombre simplemente respondió, “Ya veremos”. 
Unos días después su caballo volvió con veinte caballos salvajes. El hombre y su hijo metieron a los 21 caballos en el corral. 
Todos los vecinos llegaron diciendo, “¡Felicidades! Esta es una muy buena noticia. 
Debes de estar muy feliz”. El hombre simplemente respondió, “Ya veremos”. 
Uno de los caballos salvajes golpeó al único hijo del granjero, rompiéndole sus dos piernas. 
Todos los vecinos llegaron diciendo, “Lo siento tanto. Esta es una muy mala noticia. 
Debes de estar muy molesto”. El hombre simplemente respondió, “Ya veremos”. 
El país entró en guerra, y todo hombre joven y en buena condición física fue reclutado para luchar. La guerra fue terrible y mató a todos los hombres jóvenes, pero el hijo del granjero se salvó, ya que sus piernas rotas evitaron que fuera reclutado. 
Todos los vecinos llegaron diciendo, “¡Felicidades! Esta es una gran noticia. Debes de estar muy feliz”. El hombre simplemente respondió, “Ya veremos”.

Todo depende en la vida de la actitud con la que afrontamos las situaciones y, sobre todo, de lo que podemos aprender a través de todas y cada una de las situaciones. No podemos encerrarnos en las situaciones que nos parecen negativas y llorar ante ellas:
  • ¿Qué podemos aprender de cada situación?
  • ¿En qué se nos llama a crecer de forma personal?

Es la actitud positiva y proactiva, es decir, la actitud de lo que cada uno puede hacer de forma positiva y constructiva desde la situación en la que está viviendo.

Si nos vamos a nuestra propia experiencia personal, ¿cuánto hemos aprendido de nuestros propios fracasos o errores? ¿cuántas experiencias nuevas y agradables hemos vivido de forma totalmente imprevista en la vida? ¿cuánto nos ha tocado crecer y aprender desde lo que nos ha tocado vivir de forma inesperada? Simplemente miramos hacia atrás y vemos todo aquello que sí hemos aprendido y en lo que nos hemos enriquecido a nivel personal.