24/2/11

El valor del silencio



Era como retroceder años atrás. Me lo contaban y me venían a mi mente aquellos años de retiros, ejercicios espirituales donde el silencio alcanzaba un valor casi sagrado. Ahora ocurría durante la comida de un retiro de yoga al que fueron unas personas conocidas. Entre chiste y serio comentaban la experiencia de guardar silencio en esos momentos. Y a mi mente venía una vez más la importancia de guardar silencio para ver las cosas desde una perspectiva nueva, limpia, sin ningún tipo de filtros que distorsiones lo que puede ser la realidad.

Vivimos un mundo acelerado y con grandes dosis de estrés y de ansiedad, un mundo en el que nos perdemos en medio de tantos acontecimientos y de tantas experiencias. Nos vemos a veces tan entretenidos en el ritmo frenético de la vida que no somos capaces de encontrarnos a nosotros mismos a  a lo que queremos conseguir en la vida. Y de repente aparece una de las grandes realidades de la vida: frustración, ansiedad, depresión y un largo mundo de insatisfacciones personales.

Es curioso que nos cuesta estar solos, guardar silencio y saborear cada momento de la vida. Vivimos acompañados de ruido, de televisiones, radios, música en todos y cada uno de los momentos de la vida. Caminamos con música a las espaldas, y aunque no le prestemos atención tenemos radios o televisores encendidos, como si nos hicieran compañía.

Un día, de repente, entramos en silencio. Para sorpresa  nuestra podemos gozar de paz, de tranquilidad, podemos tocar y sentir lo que tocamos; podemos oír y vivir lo que escuchamos; podemos ver y apreciar lo que observamos, dejando atrás nuestros conceptos, nuestras ideas, nuestras experiencias abriéndonos tan sólo a lo que hay, a lo que es, a lo que la vida nos presenta como si de un milagro o sorpresa se tratara. Toda una experiencia. Silencio...........