27/1/14

Felicidad, ese gran dilema.


Todos buscamos la felicidad, o mejor dicho, todos queremos ser felices. Cantidad de gente no se siente feliz. Otros si nos sentimos. Y cuando no lo somos rápidamente echamos mano de disculpas que tienen a culpar a factores externos a nosotros que hacen que seamos infelices. Pero son pocas las veces en las que pensamos que la felicidad depende en un porcentaje muy alto de nuestra actitud, de la que adoptamos ante la vida y ante las circunstancias que nos tocan vivir. ¿Cómo ser felices?



Aceptar nuestra realidad. Disfrutando de lo que somos y tenemos en vez de estar constantemente pensando que aquello que podemos ser u obtener es lo que nos hará feliz. La mayor parte de nuestra tristeza se da por estar viviendo en el pasado, añorándolo o maldiciéndolo, o esperando el futuro, bueno o malo, pero que todavía no ha llegado sin darnos cuenta del enorme valor que tenemos dentro de nosotros en estos momentos y de todo lo que tenemos, que solemos comparar con los que tienen más éxito que nosotros o los que tienen aquello que a nosotros nos gustaría tener. "Gozar de lo que somos y tenemos", aunque aspiremos siempre a algo más.
Experiencias vs. Tenencias. Si echamos cuenta de lo que "tenemos o poseemos" y de las cosas que hemos vivido, ¿cuáles son las que más nos llenan? Posiblemente, al menos en mi caso, las que he vivido. Y creo que a todo el mundo le llena más el estar junto a la familia, amigos o realizando actividades que le gustan que el tener cosas que guarda y poco usa en la vida diaria. "Las cosas acaban, muchas veces, en la basura o se quedan absolutas o dejar de ser interesantes para nosotros; la experiencias nos marcan en la vida y cuando son positivas nos ayudan a crecer". ¿Por qué no buscar experiencias cada día que nos hagan felices en vez de recluirnos en ideas o situaciones que hacen de nuestra vida más oscura y triste?
Alimentar el lado positivo. La mente es la que forja nuestra actitud ante la vida. Lo que yo alimente en ella me llevará a lo que yo piense. Si soy pesimista no puedo extrañarme de que las cosas me vengan mal y pase malos ratos antes de que las cosas sucedan, si es que realmente llegan a suceder. Si soy optimista viviré más feliz y contento de mi mismo y de los resultados que espero, además de atraer con mi alegría y felicidad a otros. Atrae más la alegria que el pesimismo y la tristeza. Y quien elige lo que pensar en la vida es uno mismo; es la única libertad que jamás podrán quitarnos.