Cuando somos capaces de alejarnos un poco de la realidad tenemos la oportunidad de verla desde otras perspectivas. La misma realidad nos introduce en ella desde un punto de vista emocional que solo vemos lo tenemos delante de nosotros. Un ejemplo claro es el de la persona que se está ahogando. Su primer objetivo es salvarse y si es capaz de coger al que intenta rescatarlo es capaz de ahogarlo consigo. La emociones nos alejan muchas veces de poder ver la realidad de una manera mucho más objetiva, realista y con posibilidades de interactuar con ella.
Una vez que nos alejamos de la realidad y comenzamos a verla desde lejos hay que comenzar a ver cuales son los denominadores comunes que hacen que el problema esté ahí y no se soluciones. Cuando lo vemos desde la misma perspectiva la solución siempre será la misma, cuando lo vemos desde otras suele aparecer más ideas que nos ayudan a comprender el problema. Las vacuna que se hacen a nivel médico son un claro ejemplo. Entender cual es el problema ayuda a resolverlo. Ello requiere estudio, capacidad de visión, de análisis y de dejar a un lado las emociones que muchas veces nos alejan del problema real.
Y como cualquier científico la solución está en probar y testar todas las posibles hipótesis y soluciones pero teniendo lo que es básico y primordial, la causa y el efecto. Y por eso el método científico conlleva la observación fría y atenta de todos los elementos que constituyen el problema. Esta capacidad de pararse, ver, observar y analizar conlleva la respuesta que muchas veces intentamos encontrar.
Ello nos lleva a tener una actitud positiva y de acercamiento al problema, a no huir de él, sino a estar atento y a ver como se desenvuelve y desarrolla. Los grandes entrenadores estudian las tácticas del enemigo, porque el estar informado sobre ellas siempre da las pistas para poder vencerlas.
¿Somos, pues, capaces de analizar nuestros problemas con tranquilidad, objetividad y de forma analítica? Ello requiere paciencia, control de uno mismo.