2/2/12

Autoestima, victimismo y éxito (3)



Hoy me ha venido a la mente cuando pensaba en ese sentimiento de "victimas" que tenemos tan arraigado en nosotros mismos, la parábola de los talentos, la de aquél hombre que tenía tres hijos y a cada uno le dio una serie de talentos. Al mayor, cinco, al segundo, tres y al más pequeño, tan sólo uno. Se fue de viaje y cuando regresó le pidió cuentas a cada uno de ellos. El primero había desarrollado otros cinco, el segundo había desarrollado otros dos, y el pequeño, como tenía miedo a perder el único que tenía lo enterró en el suelo para no perderlo, por lo que no generó ningún beneficio.

Cuando regresó el padre pues felicitó a los dos primeros y al pequeño le hizo quitar el único que tenía y que por miedo a perderlo no fue capaz de desarrollarlo.

La vida nos enseña que cuando nos agazapamos, perdemos la confianza en nosotros mismos y nos dejamos llevar por el miedo metemos la pata hasta el final. Nos pasa como al pequeño de los tres hermanos. Sintiéndose víctima de haber sido el depositario de tan sólo un talento y por miedo a perderlo se convirtió en un auténtico inútil incapaz de desarrollar nada con lo que tenía en sus manos.

Cuando nos sentimos "víctimas" nos escondemos por miedo a los que creemos que nos están agrediendo sin darnos cuenta de que cuando nos venimos hacia atrás los primeros que nos agredimos somos nosotros a nosotros mismos.

Es curioso como cuando hay una catástrofe natural, donde hay "víctimas" de verdad, los que lo son no se amilanan, sino que sacan a relucir su casta y bravura haciendo despliegue de solidaridad, altruismo, trabajo en equipo, creatividad, esfuerzo y un largo etc de cualidades.

Cuando realmente somos "víctimas" nuestro propio instinto de supervivencia hace que saquemos desde dentro de nosotros mismos aspectos que jamás habíamos pensado que teníamos. Y es que la necesidad, la verdadera necesidad, despierta al ser humano.