9/8/13

¿Me estoy estresando?



¿Sabías que el estrés afecta al 40% de los trabajadores norteamericanos y representa más de la mitad de los días de absentismo laboral?

¿Sabías que el estrés nos afecta en el rendimiento laboral, en nuestro clima afectivo y en nuestro desarrollo personal?

¿Sabías que el estrés no nos ayuda a tomar decisiones racionales?

Todos tenemos en mayor o menor medida experiencias de estrés. Es la lucha entre la realidad que vivimos y aquella a la que queremos llegar. Y al final, ni gozamos del camino ni posiblemente lleguemos a gozar del destino pues el estrés se mete en el medio sin darnos pie a vivir de una forma más racional.

¿Qué hacer, pues?
  1. Vivir el momento. No por mucho madrugar, amanece más temprano. La felicidad está más en gozar de lo que tenemos, aunque sea poco, que vivir angustiados y preocupados por lo que nos gustaría alcanzar. La realidad es lo que es y hay que disfrutarla.
  2. ¿Por qué preocuparme de lo que no puedo resolver o cambiar? Tal vez la aceptación es la llave, que no quiere decir resignación. Aceptar te da la posibilidad de ver las cosas como son y no como te gustaría que fueran al punto que una vez aceptada tienes la posibilidad de verla, de estudiarla y de cambiarla con más tranquilidad y objetividad.
  3. Actuar. "Preocuparnos" es anticipar algo que no se ha dado, y que posiblemente no se de. Ocuparnos de lo que tenemos que ocuparnos, de la realidad y centrarnos en ella no da el poder de vivir y de actuar, si es que podemos, sobre la misma realidad. No vivimos de suposiciones sino de la mera realidad presente en nuestras vidas y que podemos modificar con nuestras tomas de decisiones.
  4. Conectar con los demás, compartir aquello que nos preocupa o aquello que es parte de nuestra riqueza nos ayudará a liberarnos de la carga, no a olvidarnos, a liberarnos ya que entre varios la carga se hace más pequeña y a veces se llega a ver de otra manera. Si cambiamos nuestra manera de pensar, el mundo y los problemas también cambian. Muchas veces el estrés forma parte de nuestra manera de pensar y de ver las cosas.
  5. Desconectar. Nos comemos la bola muchas veces rumiando las cosas una y otra vez. ¿Qué tal un chiste? ¿Hacer ejercicio? ¿Cambiar de actividad? ¿Un poco de relajación? Somos dueños de nuestro destino, no sus víctimas. Por eso, hay que ser libres, incluso de aquello que buscamos y anhelamos. No podemos dejarnos aprehender por nuestras ilusiones al punto de perder la misma vida.
¿Lo mejor? Vivir sin estrés. Gozaremos más de la vida.