29/10/10

Rapidez y Reflejos



La rapidez y responsabilidad ante la adversidad es una actitud más importante que la adversidad en sí. Ya lo dice el refrán, que camarón que se duerme, se lo lleva la corriente.

La responsabilidad nace, precisamente, de ese sentimiento de autoestima en el que yo mismo me veo como parte de un proceso en la vida y como una parte que no espera simplemente de la vida, sino que es capaz de darle y devolverle a la vida lo que ella me ha dado a mi.

La responsabilidad me hace participe y director de crear las circunstancias para poder navegar de forma tranquila y segura a buen puerto, no a cualquier puerto, sino al puerto al que yo he decidido navegar. Es posible que las circunstancias no sean favorables, que no haya apoyo y que pueda carecer de los recursos necesarios en el momento concreto, pero soy responsable de no dejarme llevar por la apatía, la desilusión y la negatividad. Incluso los momentos difíciles ofrecen soluciones diferentes.

En cierta ocasión hablaba con alguien que estaba nadando y de repente se vio arrastrado por una fuerte corriente de agua. Aún siendo buen nadador sus intentos parecían inútiles pues la fuerza de la corriente lo arrastraba. El único recurso que tenía en sus manos fue el control emocional, me dijo. ¿Que hizo? dejarse llevar por la corriente, mantener la tranquilidad y aprovechar el primer momento que tuviera para zafarse de aquella situación. Lo hizo, cosa que le ayudó a mantener sus fuerzas intactas. Y cuando vio la oportunidad hizo el esfuerzo necesario y consiguió salir de su laberinto.

Responsabilidad y rapidez, dos valores que no deben faltar en nuestra vida, valores que, aunque sean a nivel mental, nos pueden llevar a buen puerto. La rapidez es la capacidad de reflejos que podemos alimentar en nuestra vida dedicándole todo los días un poco de tiempo. Los reflejos se entrenan, tal y como hacen los buenos deportistas, ¿por qué nosotros no?