Cuando el reto es una presión sobre uno, éste estado de tensión nos asegura un bloqueo mental que reducirá considerablemente muchos de los posibles recursos que pueden estar a nuestro alcance. Si por el contrario, nos tomamos los retos como un juego, dejamos que el hemisferio derecho entre a firmarxoarte del proceso y libere cantidad de información y de creatividad existente en él. Nos olvidamos de la presión y nos expandimos en lo lúdico.
Es evidente que los niños son expertos. Libres de presiones e inmersos en el juego desarrollan mucha más creatividad y fantasía que los adultos. ¿Por qué no experimentar?
Coge un objetivo que te gustaría alcanzar. Juega a ver quien da más soluciones por absurdas que sean al reto. Juega a ver quien llega a cuarenta o cincuenta. Juega a las más originales. Juega a quien las da mas rápido. Convierte el reto en un juego y éste se convertirá en algo productivo, enriquecedor, en un espacio donde se amplia la creatividad.