Un coche nos encandila de frente con las luces largas y hace que disminuyamos la velocidad o nos arrimemos hacia un lado.
Alguien nos dice una verdad, y nos duele en el alma. Posiblemente lo mostremos hacia fuera; tal vez nos lo quedemos para nuestros adentros.
¿Por qué nos molesta la luz? ¿Por qué tememos la confrontación? ¿Por qué huímos de afrontar realidades que nos rodean?