8/11/11

Desde el lado positivo



Mientras esperaba mi turno para entrar al médico caía en mis manos un periódico en el que pude leer un artículo sobre el incipiente volcán o volcanes que se están generando en las inmediaciones de la Isla del Hierro, en las Islas Canarias, zona en la que resido. Hay un pequeño pueblo que lleva varios días desalojado. Está a tan solo 2 kilómetros de donde se cree que está naciendo uno de los dos volcanes. La situación económica de éstas personas se ha visto claramente afectada: el turismo y la pesca han desaparecido. De ahí a la catástrofe económica tan sólo va un paso. ¿Hay algún lado positivo en ello? La visión positiva de los acontecimientos nos llevaría a un periodo de mayor estabilidad, pero para que se pueda lograr una visión positiva hay que aceptar la realidad y partir desde ellas.

  1. La realidad es lo que es y no la podemos negar. Aceptarla es saber que está ahí, que existe y que tenemos que vivir con ella. Pero desde la aceptación surge algo importante, la tranquilidad para poder pensar y poder transformarla desde ella misma. Es evidente que, en el caso que comento de los volcanes, hay que aceptar lo que hay, lo que surge y lo que nos vamos a encontrar.
  2. ¿Qué han hecho otros en semejantes situaciones? Hawai, Chile, Islandia, Filpinas y otros países han aprovechado las circunstancias para, por ejemplo, desarrollar una nueva economía con sus puestos de trabajo: turismo volcánico. Y de ahí ya hay quien piensa en organizar viajes de tipo turístico para visitar los volcanes que puedan ir surgiendo.
La aceptación de la realidad, y lo que uno pueda hacer a partir de ella es lo que llamamos proactividad, creatividad e incluso adaptación. Es algo que la vida nos pide a cada momento. Estamos llamados no sólo a recibir vida, sino también a darla. No es cuestión de quedarse mirando y contemplando como una víctima la realidad, sino la capacidad de aportar objetivos y soluciones a los problemas nuevos.

Y  nuestra vida está llena de situaciones traumáticas en las que de repente nacen volcanes de diferentes maneras, y en cada una de ellas estamos llamados a formularnos una pregunta: ¿Y ahora que? ¿Qué voy a aportar yo?