Me decía un compañero el otro día que una de las cosas que ha tenido que aprender en la vida es el ser auto suficiente. Por el contrario ves a gente que no hace más que quejarse de los reveses que le da la vida. Entre unos y otros hay algo que marca la diferencia, el ser auto suficiente perooooooo con algo que es clave, no olvidar la interdependencia.
- La dependencia nos lleva a una queja continua. Creemos, y estamos plenamente convencido de ello, que el mundo nos debe algo y tiene la obligación moral de rescatarnos. Llorar y quejarse, tal y como lo hacen los niños pequeños, acapara la atención de los demás, puede que satisfaga esa necesidad que podamos tener en un momento dado pero nos deja nuevamente a la intemperie. Nuestra vida depende de lo que los demás nos aporten. Y como dicen las canciones románticas, "sin ti soy nada", bien sea en el plano afectivo, como en el laboral, como en el social. Son situaciones en las que nuestra autoestima está por los suelos y nos sentimos totalmente inválidos.
- La autosuficiencia nos puede llevar al lado contrario. Somos, supuestamente, mentalmente fuertes, tenemos grandes cualidades, nos manejamos muy bien solos en la vida y no nos gusta que alguien interfiera en lo que hacemos. ¿Nos hemos parado a pensar en el porqué del no gustarnos el que nos molesten? Tal vez pueda haber un complejo que ponga a prueba la buena imagen que tenemos de nosotros mismos. Puede que en medio de todo tengamos una visión corta y no sepamos apreciar lo que otros pueden aportar a nuestra vida. A la larga el mundo es una máquina en el que todos necesitamos de todos, por muy auto-suficientes que seamos. Si comenzamos a pensar que no necesitamos de los demás puede que nos carguemos la máquina, el mundo, la sociedad o la familia tal y como está pasando en la crisis que atravesamos a nivel mundial.
- Los mejores ejemplos de que el éxito puede llegar a la vida de uno es la interdependencia. Y de ello se han dado cuenta las grandes empresas que ante grandes coeficientes intelectuales prefieren contratar a personas con mejores coeficientes emocionales. El trabajo en equipo en lo más valorado hoy en día. ¿Por qué? Porque hay un sentido de responsabilidad, de dar y de recibir al mismo tiempo, de utilidad dentro del engranaje de lo que puede ser una empresa, pero sobre todo es porque en la interdependencia valoramos y nos aprovechamos de la autosuficiencia de otros. Todos nos aportamos mutuamente.
Los grandes fracasos tal vez se han fraguado en la autosuficiencia o en el complejo de victimas y de dependencia de unos. Cuando uno se pone por encima de otros, los subestima; cuando se deja poner por debajo nos echamos a un lado del camino y no aportamos lo que llevamos dentro, por lo que algo estamos desaprovechando de nosotros y hacia los demás.