13/6/11

Ladrones de sueños



Vivimos rodeados de gente todos los días, en la casa, en el trabajo, en la calle, entre amigos, etc. La vida tiende hacerse rutinaria. Oímos muchas veces las mismas explicaciones, justificaciones o argumentos. De tan repetitivos que son llega el momento en que nos convencemos plenamente de lo que llega a nuestros oídos a través de los diferentes medios. En medio de todo ello, ¿cuántas veces nos convencen de que lo que pensamos no tiene fundamento, es una ilusión y que no merece la pena ir tras ellos?

Claudicamos antes de tiempo y todo ello por algo tan simple como el no creer en nosotros mismos, por no querer ir contracorriente o por no luchar por algo a lo que la gente no le ve sentido. Alguien decía hace unos días que uno de los mayores remordimientos que se tienen en las edades maduras de la vida es de todo aquello que se ha podido hacer y no se ha hecho.

Ladrones de sueños, de tiempo, de ilusiones y de esperanzas que con buenas palabras, unas veces, y con sarcasmo, otras, nos lleva a no creer en nosotros mismos y agachar la cabeza no creyendo en lo que profundamente resuena dentro de nosotros y que nos pide que le abramos una oportunidad en la vida.

No dejemos que los demás roben nuestros sueños. Es más, no le abramos nosotros mismos las puertas a lo ladrones de sueños. Vivamos con ilusión.