21/6/10

Ser proactivos



Imaginate alguna situación en la que las cosas no han salido tal y como pretendías. ¿Cómo reaccionas? Hay un gran abanico de posibilidades que se encierran en dos actitudes primordiales: O aceptas lo que pasa o adoptas una actitud intransigente y de disgusto. ¿Cuál es la diferencia entre una y otra actitud? ¿En cual de ellas somos nosotros los protagonistas de nuestras vidas? ¿Donde nos sentimos que tomamos las riendas de nuestras vidas?

"Al mal tiempo, buena cara", "No hay mal que por bien no venga", suelen decir los refránes. La verdad es que la buena cara, la de la aceptación de la realidad nos lleva a tener una mente agil, abierta, flexible y creativa. Una mente que nos permite tener más de una opción en la manga con la que actuar y llenar de sentido el siguiente paso, actitud o decisión que podamos tener. Tal vez es cierto que la actividad o tarea que tuvieramos que llevar adelante no la podamos realizar, pero al menos tendremos la posibilidad de realizar otra que pueda satisfacernos, hacernos sentir bien e incluso optar por algo mejor.

Si por el contrario no aceptamos la situación podemos entrar en una otra en la que nos venimos abajo, nos aferramos a la idea de lo que queríamos y que no puede ser en esos momentos, nos disgustamos, protestamos, exigimos y caemos en una actitud inmovilista que no aporta nada a nuestra vida sino el propio disgusto. Es una situación en la que nos sentimos presa de nuestros sentimientos, de nuestras frustraciones y donde éstas nos manejan a su antojo.

No hay nada como la libertad de ser uno mismo en la situación que se encuentre y tener la capacidad de pensar, de elegir y de poder transitar por donde uno quiere sin ser victima de los propios sentimientos, frustraciones o guiones de la vida que no se pueden llevar a cabo en un momento determinado de la vida.

Ser proactivos es la clave para salir adelante. ¿Qué puedo aprender de ésta situación? ¿Qué me aporta ésta puerta cerrada, que otras se me pueden abrir? Capacidad de reacción, de mirar más allá de lo que hay delante de uno mismo, mayor creatividad, más alternativas y un gran abanico de posibilidades son las que nos aportan esta actitud pro-activa que conlleva una gran dosis de libertad y de flexibilidad, junto con la alegría y el optimismo correspondiente. ¿Por qué no vivir pro-activamente?