24/2/14

Deshojando la margarita


Son muchas las veces las que nos vemos en la encrucijada de la vida de tomar decisiones. Siempre tenemos argumentos para tomarlas en un sentido u otro. Son muchas las veces en que tomamos decisiones en contra de lo que queremos llevados por las dudas y las desconfianzas hacia la vida y hacia las intenciones de los demás. Mientras tanto la vida sigue, el tren no se para y, ¿quien sabe?, si el tren volverá a pasar y nuestros sueños los podremos retomar.

Lo curioso de todo es que preferimos seguir viendo más de lo mismo a pesar de no sentirnos satisfechos con lo que tenemos. El miedo a lo que podamos encontrarnos en aquello que se rodea de incertidumbre puede sobre nosotros y hace que no demos el paso por mejorar nuestra propia situación. Comprendo lo que es vivir en la duda, en la incertidumbre y, sobre todo, en el riesgo de tener que jugarnos lo mucho que nos ha tocado ahorrar en la vida.

Mientras seguimos por el mismo sendero de la vida, seguiremos dependiendo de las mismas circunstancias y de las mismas personas. ¿Qué pasaría si hoy diera el paso que el miedo me impide dar? Pues simplemente que no me quedaría más remedio que nadar, que remar o que aceptar haber dado el paso. Cuando lo acepto y lo vivo todo cambia. Comienzan a aparecer señales que antes no aparecían por culpa del miedo que ocupaba toda la mente. 

Una mente abierta comienza a captar y a desarrollarse hacia la luz, tal y como lo hacen las plantas que desde la oscuridad del seno de la tierra buscan la luz. Inmersos en aquello que queremos solo tenemos un camino delante, el que hemos elegido y al que nos hemos lanzado. Vivirlo es amarlo; amarlo es aprender de él y aprender de él es aprovechar lo que nos aporta aún siendo extraño para nosotros. 

¿Qué sueño paraliza el miedo hoy en tu vida?
Si no tuvieras miedo, ¿qué paso darías hoy?
¿Qué dice el miedo de mi mismo? ¿Y que dice el miedo que me frena del objetivo que yo tengo en mente?
¿Qué paso, aunque sea pequeño, puedo dar para romper el miedo?