Estamos ante una situación que nos gusta, con la que nos sentimos identificados, que nos dice algo a nuestras vidas. ¿Cómo definirías tu actitud? Posiblemente positiva, alegre, optimista, llena de energía, creativa y otras tantas que nos inspiran y nos llevan a vivir con satisfacción esa experiencia concreta. Imagínate, ahora, todo lo contrario. Te encuentras en una situación con la que no te identificas, no te sientes a gusto, te sientes pequeño o impotente. ¿Cómo sería tu actitud? Totalmente diferente, posiblemente decaído, triste, apagado, desganado y hasta depresivo. Y lo más curioso de todo es que otras personas, ante las misma situaciones, responderían de forma diferente. Ayer lo comentaba alguien al decir que a veces compras un libro, comienzas a leerlo y..., como que no entra en ese momento. Lo coges un par de meses o años más tarde y de lo devoras. ¿Donde está la clave? La actitud.
La actitud, lo queramos o no, determina todo, nuestra manera de enfocar una relación, un trabajo, un estudio, una nueva vida o incluso un trauma. La actitud es la clave del saber vivir en la vida. Una actitud positiva y constructiva le saca provecho a cualquier cosa. Una actitud negativa ve defectos por todas partes, hasta en las cosas más bellas. Y resulta que muchas veces y dependiendo de como nos coja el momento aceptamos situaciones, las favorecemos y las potenciamos así como poco después las podemos enjuiciar, condenar y apartar de nuestra vida. La gran cuestión es, ¿somos conscientes de nuestras actitudes? No siempre. A veces somos tan emocionales que cedemos ante éstas de forma implacable y sin ser conscientes de ello. ¿Qué hacer?
ELEGIR la actitud. Actuar de forma inconsciente no nos permites ser libres, no nos permite elegir. Ya por el mero hecho de tener que elegir tenemos que pensar entre lo que elegimos y lo mejor, el porqué lo elegimos.
TOMAR CONCIENCIA DE LA ACTITUD. A veces tenemos la actitud pero, ¿por qué la tenemos? ¿hemos dormido mal? ¿un mal recuerdo? ¿una mala experiencia? ¿Cuál es la actitud que quiere tener ante la vida? Si, la actitud ante la vida y no ante una determinada circunstancia. ¿Por qué? Porque las circunstancias pueden ser pasajeras, la vida es eterna. ¿Dejarnos llevar por algo pasajero? Tal vez no. Lo mejor es cambiar la actitud mental y corporal. Simplemente cambiar las ideas que nos llevan a tener una actitud, simplemente cambiando la actitud corporal, simplemente cambiando el mensaje verbal que nos enviamos a nosotros mismos, todo puede cambiar.
Nosotros somos los que tenemos que elegir.