Decía Darwin que las especies o se adaptan o desaparecen. Y la realidad es que la fisonomía de cada especie se va configurando dependiendo de las necesidades que tiene. Así si necesitan unas extremidades largas, éstas irán creciendo hasta que se han adaptado al medio. Hay un ejemplo que tal vez lo ilustra muy bien y es el de la semilla bajo tierra. ¿Hacia donde crece? Hacia la luz. No van hacia abajo, van hacia donde está la luz, cuando bajo tierra la luz tal vez ni se percibe.
Nuestro crecimiento como personas, la madurez hacia la que vamos tiene que ir precisamente hacia el crecimiento integral de todos y cada uno de nosotros. "No podemos conformarnos con sobrevivir, tenemos que vivir."
Nuestra felicidad y nuestro saber estar a bien con uno mismo es crecer, adaptarse a lo que hay. ¿Qué sucede cuando nos adaptaos? Adquirimos nuevas visiones, nuevos talentos, nuevas capacidades. Vemos que crecemos y que nos valemos más por nosotros mismos. Nuestra autoestima se ve crecida y sobre todo hay algo que nos hace felices: somos capaces de aportar algo más a la vida.
Así como la semilla busca la luz, ¿cuál es nuestra luz, objetivo, meta, ilusión hacia la que tenemos que crecer? Pregunta clave. No sirve cualquier respuesta, así como no sirve que la semilla coja cualquier dirección. Hoy, mientras esperaba la salida de Gabriela del colegio, escuchaba a un padre la historia de un niño que sacaba matrícula, la nota más alta, en todas las asignaturas. Cuando acabó sus estudios le dijo a sus padres que quería estudiar Historia de la Música. Los padres creían que su hijo tenía que estudiar algo con mucha más trayectoria y le obligaron a estudiar medicina, sacando las mejores calificaciones, más tarde hizo de forma obligada la especialidad de anestesista, con la mejor calificación, y cuando acabó los estudios y tuvo la posibilidad de ser libre camino, como la semilla, a lo que realmente le hacía feliz, Historia de la Música. Hoy en día vive de la música. Es la realidad de la vida. Sólo lo que nos hace felices será lo que nos haga aportar algo diferente, único y genuino a la vida.