7/11/11

Sabiduría



En tiempos y situaciones difíciles lo que prima es la sabiduría, que no es precisamente el ser un erudito sino más bien tener esa capacidad de saber discernir lo que es importante en cada momento y saber tomar las decisiones más oportunas de tal manera que cada proyecto pueda llegar a buen puerto.

Es precisamente "el puerto", el "objetivo", la "meta", el "sentido mismo de la vida" lo que sirve como brújula a la hora de poder encaminarnos con cierta coherencia en nuestra manera de vivir, de trabajar y de relacionarnos.

Llenar nuestra vida de sentido es lo que hace que en medio de turbulencias, de oscuridades y de dudas podamos vivir no a merced de los miedos, de los sentimientos que van fluyendo en cada una de las situaciones o de las diferentes emociones que nos zarandean de un lado a otro en la vida.

Cuando uno sabe lo que quiere, como lo quiere y hacia donde se dirige; cuando uno sabe que dentro de sí mismo están los recursos que se necesitan para lograr esos objetivos, uno se encuentra con algo bien importante: la seguridad y la confianza en uno mismo. Uno es conocedor de hacia donde va, pero también lo es de las propias limitaciones, y son las limitaciones las que nos hacen pensar en los recursos que se hallan ya dentro de nosotros mismos, o de los de que tenemos que echar mano de a nuestro alrededor.

Sabiduría, pues, es esa capacidad y conocimiento de mantener la barca enderezada en cada momento y saberla llevar hacia donde uno quiera. Dicen que más vale maña que fuerza, y tal vez ese refrán ilustra de mejor manera que la sabiduría es el manejo práctico de la realidad y de la vida.