19/2/10

¿Sentir o no sentir? He ahí la cuestión


A lo largo del camino de la vida nos encontramos con la vida y con la muerte, con la noche y con el día, con la alegría y el dolor. Y así podriamos hablar de cantidad de sentimientos positivos o negativos. ¿Qué hacer con los sentimientos negativos o no tan deseables?, porque negativos, negativos no creo que lo sean.

La tristeza puede ser señal de amor, de consideración ante una situación o una persona que significa mucho para nosotros. La rabia, el odio, la ira pueden manifestar también sentimientos positivos que quieren reafirmar nuestro Yo, nuestra autoestíma y nuestro propio reconocimiento.

¿Dónde está la diferencia? ¿Debemos acallar nuestras emociones dolorosas o reivindicativas? ¿Tenemos que mirar hacia otro lado e ignorar lo que realmente nos pasa?

Todas la emociones están ahí, y cuando ahí se nos presentan algo quieren decirnos y no precisamente sobre LOS OTROS, sino sobre NOSOTROS mismos, sobre nuestras creencias, nuestros valores y sobre quien realmente SOMOS.

Dar la bienvenida a las emociones, acogerlas por muy duras que sean como acogemos a alguien que llega a nuestra casa, dialogar con naturalidad y no asustarnos de sentir lo que sentimos para poder llegar a conocernos un poco mejor, es la llave para comenzar a vivir las emociones de una manera más equilibrada, tanto las alegres como las cargadas de dolor.

Todas las emociones llevan, además de su significado, una fuerza que son capaces de resucitar a un muerto, o de tumbar a cualquiera. Todas manifiestan la FUERZA interior que hay dentro de nosotros mismsos. Si, hablo de la FUERZA que desatan en nosotros mismos. FUERZA que unas veces utilizamos para lo bueno, y otras, en las que nos dejamos llevar, para lo malo.

¿Qué pasaría si canalizaramos esa FUERZA para lo mejor de nosotros mismos o de los demás?

¿Que ocurriría si toda la fuerza destructiva que podemos llevar dentro de nosotros la utilizaramos para proyectos o actitudes positivas que ayuden a construir?

Podemos dominar la naturaleza pero, ¿podremos llegar a tener el arte de dominarnos a nosotros mismos?

Abrir la puerta, reconocer nuestros sentimientos, hablar con ellos, aceptarlos, utilizar su fuerza para canalizarlos puede ser  nuestra llave. ¿no crees?