Leía hoy una bonita historia sobre una persona que atraviesa muchas dificultades en la vida, y sobre todo las atraviesa desde que decide abrazar la fe en Dios. Hay gente que se lo hace notar y el contesta que como en su trabajo tiene que saber curtir el hierro y acero a base de martillazos, así en la vida tenemos que crecer todos nosotros.
La vida no está exenta de esta serie de situaciones en las que el dolor de una forma natural se incorpora a nuestra vida. Desde las mismas molestias de una simple enfermedad hasta situaciones familiares, laborares y económicas estamos llamados a saber hacer frente a dichas situaciones. Hoy acaba de fallecer una persona en Valencia que se quemó a lo bonzo por no resistir la situación económica labora que estaba padeciendo. Otros se quitaron la vida hace unos meses lanzándose de su piso a la calle al no poder pagar la hipoteca que le debían al banco. Hay situaciones en las que la vida nos aprieta y nos cuesta seguir adelante. Unas veces arrojamos la toalla, otras embestimos con agresividad tal y como lo hace el toro que está a punto de morir, mientras que hay otras situaciones en las que nos dejamos llevar por la desilusión y caemos en la depresión.
El formador de hierro y acero hace sus obras a puro golpe, con calor que daña hasta las entrañas al mismo material hasta que al final quede una bella obra de arte. Luz y Oscuridad, Día y Noche, Calor y Frío, Amor y Odio, Siembra y Cosecha, Huracanes y Remansos de Paz, son elementos naturales y antagónicos de la misma vida.
Los momentos bonitos los disfrutamos, y los momentos difíciles los enfocamos hacia un nuevo proceso de aprendizaje del que podamos crecer como personas y como profesionales. Desde que nacemos hasta que nos morimos estamos en proceso. Tan sólo una pregunta es la que nos puede animar. ¿hacia donde me pide la vida que crezca, que me dirija, que evolucione? De la misma manera que las raíces desde el fondo de la tierra buscan la luz, ¿por qué nosotros en los momentos de tinieblas también?