Tenemos que dedicar más tiempo a creer en nosotros mismos, a fortalecer nuestras creencias, a cultivar nuestras ilusiones, a sembrar nuestros sueños.
Otros lo han conseguido. ¿Por qué nosotros no? El tiempo que dedicamos y perdemos en lamentaciones, es un buen tiempo a dedicar de forma positiva y constructiva a construir vida y a aportar vida a nuestro entorno; es pasar del victimismo al optimismo.