Dice Elsa Punset que "Si a lo largo del día te pasa una cosa mala, tres buenas y cinco neutras, que es la media normal, cuando te vas a la cama piensas en la mala. En cierto modo tiene razón así como la afirmación de que la gran enfermedad del siglo XXI es la andiedad, la depresión y los problemas psíquicos. Entre los dichos que más hemos oído a lo largo de la vida se encuentra el de "piensa mal y acertarás". Una pequeña mancha en el día es capaz de arruinar toda una buena experiencia que hayamos tenido. El poder de lo negativo prevalece en nuestra mente sobre el de lo positivo. ¿Podemos entrenarnos o prepararnos para afrontar la vida de una forma mucho más positiva? Yo creo que sí.
Hay quien recomienda el hacer una letanía de frases positivas, de éxito y de autoestíma y de ir recitándolas a lo largo del día. Es una buena manera de ir metiendo en el subconsciente lo positivos que que vaya desalojando de él lo negativo.
He conocido a persona que iban colocando en las paredes de sus casas, por recomendación de su psicólogo, carteles, frases o fotos de inspiración positiva de tal manera que se las pudieran topar a cada paso e ir metiéndolas en el subconsciente sin necesidad de tener que memorizarlas o de recitarlas como si del rosario se tratase.
También existe la posibilidad de racionalizar las cosas y de decirse, si me han pasado tres buenas y cinco neutras, ¿por qué centrarse en la mala? ¡Disfrutemos de las buenas y de las neutras, que algo de positivo tendrán.
¿Y qué hacer con la mala? Tomar el lado positivo. Siempre hay algo que una mala experiencia nos enseña: una manera de no hacer las cosas, una llamada a la libertad frente a ciertas dependencias que tenemos, una posibilidad de crecer en algún aspecto nuevo de nuestra vida, etc.
Lo bueno hay que disfrutarlo, ¿y lo malo? ¡Aprovecharlo! Siempre viene con alguna enseñanza que, aunque sea dura la experiencia, al cabo del tiempo si la hemos aprovechado habrá hecho posible que desarrolláramos más nuestras capacidades, cualidades y talentos. Y lo mejor del todo, la mirada optimista siempre albergará una sonrisa, un remanso de tranquilidad desde el que poder operar y una actitud más proactiva para emprender nuevas acciones y caminos.