Sentido de pertenencia.
El sentido de pertenencia es algo que lo que siempre se ha dicho que es uno de los rasgos más importantes del ser humano como persona social por naturaleza. Hoy han salido unas declaraciones un tanto sorprendentes de una política catalana, región española, en la que abogaba por un nuevo estilo de familia en el que los hijos se tuvieran en comunidades, tribus decía ella, con lo que el sentido de la dependencia y de la pertenencia dejarían de ser un problema para las personas.
Nunca se sabe por donde va a salir el sol pero la realidad es que el sentido de pertenencia es algo que nos ayuda a crecer como personas humana. De una manera u otra nos sentimos parte de los diferentes grupos sociales en los que interactuamos a diario. La familia es uno de ellos, como lo es el trabajo en el que estamos una buena parte del día.
Beneficios del sentido de pertenencia.
Si miramos la realidad en la que generalmente vivimos, puesto que la excepción siempre confirma la regla, "pertenecer" a un grupo siempre nos da una serie de ventajas. El primer grupo al que pertenecemos nada más nacer es el de la familia donde, curiosamente, estamos mucho más tiempo que el resto de las especies. Más de 18 años solemos convivir por norma general. ¿Es bueno? ¿Es malo? ¿Nos ayuda a crecer? ¿Retrasa nuestra madurez?
- Protección. Lo que sí es claro es que estar en un núcleo familiar y más tarde laboral te da ese sentimiento de seguridad y apoyo que todos necesitamos. Creo que los animales demuestran como cualquier ser humano que saben proteger a sus crías de cualquier peligro exterior e incluso facilitan los medios para los primeros estadios de su vida. La "familia" se convierte en un nido de protección, de apoyo y de aprendizaje.
- Entrega. No todos damos lo mismo por cualquier persona. Aunque estoy convencido de que no deberíamos de reparar en amar en ningún momento de la vida considero que cuando se trata de la propia sangre, del propio pueblo, del país de origen, hay algo que nos mueve de una manera mucho más profunda y manifiesta. El sentido de pertenencia y de cercanía calan hondo dentro de cada uno de nosotros. Otra cosa es que los núcleos familiares, sociales y políticos nos paralicen con tanto proteccionismo que no nos ayuda a crecer en la vida. Pero lo que sí es claro y evidente es que por un hijo, hermano, padre haríamos lo indecible y la motivación sería mucho más grande. Dejar el sentido de pertenencia, aniquilarlo, sería como cortarnos de raíz algo que es inherente al ser humano, el afecto humano, y sobre todo ese afecto que forma parte de nuestros genes.
- Motivación. Es por ello que rendimos mucho más en el trabajo cuando nos sentimos parte de un proyecto, y que dedicamos más horas al trabajo, si es necesario, por el bien de la familia. Y que cuando sientes en tus brazos la vida de un hijo eres capaz de remover Roma con Santiago para sacarlo adelante cuando hay una enfermedad o circunstancia que se le viene encima. ¿Tendríamos la misma motivación por cualquier otro tipo de persona? Tal vez estaríamos dispuestos ayudar pero no tanto como se trata de alguien cercano y de la misma sangre.
- Autoestima. Dentro del círculo cercano, el de la familia y el trabajo, podemos sentirnos valorados y apoyados. Eso nos hace sentir bien. Sabemos que, incluso los animales, cuando se sienten bien rinden y producen mucho más. Todos sabemos lo que significa sentirse amados y como eleva tus capacidades de trabajo, creativas, de relaciones y de aporte de vida y de energía a los demás. Quitarnos un sentido de pertenencia, ¿no sería aniquilar ese espíritu que nos impulsa al sentirnos amados y queridos por parte del grupo.