12/8/11

Desarmando las excusas



Todos hemos experimentado en algún momento las excusas como justificación para no llevar a cabo algún proyecto que tenemos en mente. Unas veces nos escondemos detrás de ciertos intereses personales, mientras que otras veces las ponemos en el ambientes o situaciones que nos rodean. ¿Qué hay detrás de todas las excusas que nos ponemos? Creo que muchas veces detrás de ello hay una razón más que evidente: miedo y falta de convencimiento de lo que queremos alcanzar, mientras que la falta de motivación también camina de la la mano con éstas últimas. ¿Cómo dejarlas a un lado?

  1. Lo primero mirar el lado positivo y las ganancias de aquello que queremos conseguir y a lo que le ponemos mil y una excusas. Cuando ponemos excusas, siempre miramos el lado negativo, la parte pesimista y las pérdidas que podemos obtener. Mirar al lado positivo de aquello y en lo que nos va a beneficiar anima mucho más la toma de decisiones.
  2. Asumir la responsabilidad. Uno es el dueño de su propia vida. Nadie puede llevar las riendas de nuestra propia vida. Cuando cedemos ante las excusas dejamos nuestra vida en manos de otros. ¿Somos o no somos los dueños de nuestra propia vida? ¿Realmente queremos serlo o dejar nuestras vidas dependiendo de otros? No hay nada como ser uno mismo.
  3. Encuentra una solución. Da un paso, el primero, y ten preparado cada uno de los pasos que tienes que dar. Pon fechas para cada paso, tal vez se adelanten o se atrasen, pero al menos tienes una ruta marcada. 
  4. Pon lo que quieres conseguir como una prioridad, como algo importante en tu vida. Y sobre todo ten claro el porqué es importante.
  5. Visualiza el objetivo. Ten en mente como te vas a sentir en el momento que lo vas a conseguir, las repercusiones que va a tener en tu vida en todos los ámbitos: personal, económico, familiar, social, etc. Dale tiempo con la visualización para que forme una parte continua de ti y de tu persona.
  6. Comparte tu objetivo con alguien en quien confiar y que te puede ayudar a conseguirlo, a animarte o a recordarte que tienes que realizar un camino y sobre todo, el porqué quieres conseguirlo. Cuando comprendan tus metas tal vez su ayuda será más efectiva.
Lo importante no es poner la mente en la excusa, sino más bien en lo que queremos alcanzar.