-“Perdone,
señor”,
dijo
el tímido estudiante,
“pero
no he sido capaz de descifrar
lo
que me escribió usted al margen
en mi último examen....”
-“Le decía que escriba usted de un modo más legible”,
en mi último examen....”
-“Le decía que escriba usted de un modo más legible”,
le
replicó el profesor.
La mayoría de las veces,
los defectos que vemos en los demás
son nuestros propios defectos.
Tony de Mello
¿Te has preguntado alguna vez por qué te irrita tanto lo que pueden hacer otras personas? Calos Jung diría que todo lo que nos irrita de los demás puede ayudarnos a comprendernos mucho mejor a nosotros mismos. Y ciertamente lo hace porque nos ayuda a entender las muchas dependencias que tenemos, las muchas ideas a las que nos aferramos o incluso pueden ser un espejo de aquello que no aceptamos dentro de nosotros mismos.
Y es fácil ver este último punto en la vida diaria. Cantidad de veces criticamos fuertemente a otros con fallos que tenemos nosotros mismos. Es por ello que estar atentos a nuestras reacciones nos ayudará a comprendernos mejor y al mismo tiempo a comprender mejor a los demás. Es más, no es posible comprender a los demás si primero no nos entendemos, comprendemos y aceptamos a nosotros mismos. Más o menos es lo que viene a decir Buda: Todo lo que te molesta de otros seres es solo una proyección de lo que no has resuelto de ti mismo.”
“Si no tuviéramos defectos, encontraríamos menos placer en señalar los del prójimo.” FRANÇOIS de la ROCHEFOUCAULD. La experiencia me dice que cuanto más me acepto a mi mismo menos me preocupan los fallos de los demás. Es más estoy tan centrado en lo que me acepto que no necesito estar buscando fallos que me hagan sentir mejor. Y aunque parezca paradójico hay gente que descansa fijándose en las fallos de los demás. Es como si los fallos de otros disculpara los suyos. Es parte de la pobreza que tenemos.