A lo largo de mi vida me he encontrado con gente de espiritu aventurero, personas que lo habían dejado todo y se fueron por el mundo adelante a recorrer mundo. Muchas veces así los he visto, como simples aventureros. Pero hay algo que aprender de ellos el desapego a cantidad de cosas, de personas o de situaciones cómodas que odian tener en sus lugares de origen. Y la verdad es que no me invito a mi mismo ni a nadie a correr este tipo de experiencia, pero si a darnos cuenta de la cantidad de cosas, personas o creencias que nos tienen atados y que nos hacen impotentes a la hora de escoger aquello que tanto deseamos. Unas veces son las seguridades que tenemos, otras son los miedos que nos atenazan. Como diría Chopra huimos de la incertidumbre.
Es curiosamente la incertidumbre aceptada la que nos permite ser libres y sobre todo creativos. Cuando no tienes nada delante no te queda más remedio que ser creativo y sacar, no de la nada sino de los recursos con los que cuentas, nuevas ideas que aporten soluciones a las necesidades que tenemos. Un ejemplo muy sencillo puede ser aquellas personas que no les queda otra que estirar el dinero hasta fin de mes. Otro es la incertidumbre ante la mortalidad de algunas enfermedades o necesidades de una mejor comunicación. La incertidumbre, una vez aceptada, te pone en estado de alerta para poder recoger de la misma vida aquello que pueda servir como oportunidad.
Como dice Deepak Chopra en las 7 Leyes Espirituales del éxito:
La incertidumbre, por otra parte, es el suelo fértil de la creatividad pura y de la libertad. La incertidumbre es penetrar en lo desconocido en cada momento de nuestra existencia. Lo desconocido es el campo de todas las posibilidades, siempre fresco, siempre nuevo, siempre abierto a la creación de nuevas manifestaciones. Sin la incertidumbre y sin lo desconocido, la vida es sólo una vil repetición de recuerdos gastados. Nos convertimos en víctimas del pasado, y nuestro torturador de hoy es el yo que ha quedado de ayer.
Esta ley no obstaculiza la fijación de metas. Siempre tenemos la intención de avanzar en una determinada dirección, siempre tenemos una meta. Sin embargo, entre el punto A y el punto B hay un número infinito de posibilidades, y si la incertidumbre está presente, podremos cambiar de dirección en cualquier momento si encontramos un ideal superior o algo más emocionante.
Pensemos por un instante en situaciones que nos dejan solos ante la incertidumbre: muertes de la pareja después de 50 años de casados, situaciones en las que uno pierde el empleo y no encuentra otro, rupturas de pareja, accidentes que te pueden dejar impedido, etc. Acostumbrados a una situación y circunstancias vividas a lo largo del tiempo, ¿a qué nos invita la nueva situación?, ¿qué podemos aprender desde ella?, ¿qué aspectos de nuestra vida que no hemos desarrollado hasta hoy podemos comenzar a desarrollar? ¿Cómo hemos salido adelante en otras situaciones de desconcierto o de incertidumbre?
Incertidumbre y libertad, dos elementos que caminan juntos y que permiten ver en la oscuridad algo que la comodidad muchas veces nos impide ver y nos tiene paralizados.