19/12/11

Gestionando las emociones



¿Qué papel juegan nuestras emociones en nuestra capacidad de liderar a los demás? Un papel crucial, para bien y para mal. Una persona sin emociones difícilmente será capaz de transmitir a los demás. Y si bien las emociones transmiten también lo pueden hacer desde el sentido negativo y puede dar al traste con cualquiera de nuestros sueños o metas. Por lo tanto, y como las emociones pueden ser buenas compañeras de viaje, también pueden ser traicioneras. La clave está en saber gestionarlas.
  • El primer paso y fundamental es el reconocer la emociones en sí. Muchas veces nos da pánico, vergüenza o miedo el reconocer emociones que tenemos. La mera negación de una emoción lo único que va a hacer es el afirmarlas mucho más y por ello hacerla más visible. Dicen que los perros huelen el miedo de los humanos y, a mayor miedo, mayor fijación del perro en su presa. Otro detalle curioso es la negación de una mentira. La negamos mirando hacia abajo o esquivando la mirada, lo cual nos hace sospechar de que nuestro interlocutor miente. El reconocimiento en sí da cierto aire de libertad y de tranquilidad.
  • El reconocimiento conlleva otro aspecto interesante: la aceptación de uno mismo. Si somos capaces de reconocer y de aceptar, libremente y sin miedos, lo que estamos sintiendo en ese momento estamos convirtiéndonos en amigos de nosotros mismos, valorándonos y apreciando lo que tenemos dentro de si.
  • Conocer e informarse sobre lo que produce la emoción nos ayudará a dominar los sentimientos que se producen en nosotros y el conocimientos nos da un cierto poder sobre los estímulos que los provocan, pues conocer es entrar en los entresijos de las situaciones al punto de saber el miedo real que podemos tenerles y de saber cuales son las debilidades de nuestros enemigos a vencer.
  • Buscar diferentes respuestas. ¿Tan solo una respuesta es posible ante una situación? Las respuestas tienen que estar en función de lo que perseguimos y no de las reacciones incontroladas que tenemos. Nuestra capacidad de liderar estará, precisamente, en ser capaz de ofrecer respuestas adecuadas a lo que perseguimos y queremos obtener.