Son estadísticas puras. Cuantas más veces intentas una cosa más probabilidades tienes de lograr lo que quieres. Cuantos más boletos de la lotería compres, más posibilidades de llevarte el premio tendrás. Si el éxito no viene por casualidad es porque viene de intentarlo una y mil veces y de formas diferentes. Mucha razón tiene el dicho de que "tanto va el cántaro a la fuente que acaba por romperse".
Todo es cuestión de aprender, y sobre todo de aprender de los fracasos, de los intentos fallidos poniendo énfasis en ambas cosas, las dificultades que me encuentro como las actitudes y aptitudes que mantengo en el proceso.
Los niños consiguen muchas cosas de las que buscan por su actitud constante y perseverante de estar detrás del capricho que tienen en mente. No les importa el no, buscan la manera de conseguirlo. Y si no es con palabras es con llantos. Si los llantos no funcionan lo intentan con besos y si éstos fallan lo intentarán de forma violenta. Y así hasta que lo consiguen. Es muy difícil que se rindan.
Lo que sí importa es intentarlo siempre, una y otra vez, de una forma u de otra. Quien insiste, por lo general, lo consigue. El éxito es eso, la suma de muchos intentos.