Es un enorme mundo de competencia en el que uno tiene que vivir y sobrevivir recibía hoy un e-mail een el que se aconsejaba el mostrar a nivel empresarial lo que marcaba la diferencia sobre otros miembros de la competencia. Concretamente se refería a los restaurantes y a las propuestas que tienen que hacer para mantener clientes o para atraer a los nuevos.
¿Has pensado alguna vez en lo que marca la diferencia entre tu y otras personas que viven a tu alrededor? ¿O lo que marca la diferencia entre tu empresa o trabajo y la de otros? ¿Es cuestión de marcar diferencias?
Dentro del mundo competitivo las diferencias dicen mucho: más calidad, más beneficios, más atenciones y muchas cosas más. Entrar en el mundo competitivo puede ser interesante, nos obliga a estar siempre atentos y a mantener un crecimiento constante de tal manera de que no nos permitamos el lujo de quedarnos obsoletos, bien sea a nivel ideológico, personal o labora.
Desde el punto de vista no competitivo, y se me antoja que más interesante, lo que tiene que marcar la diferencia es esa impronta o sello personal que le damos y que hace que sea posible que lo que somos y ofrecemos de nosotros mismos sea sincero, personal, auténtico y único. No es lo mismo tener y ofrecer para conseguir resultados que ser y dar de lo que uno es para sentirse satisfecho con uno mismo.
La satisfacción personal es algo que nadie puede quitarnos y lo que hace que nos creamos únicos, aunque no imprescindibles. Es ese pequeño toque de sabor y gusto que le damos a las cosas.