Dicen que el error es una parte imprescindible del éxito. La mayor parte de las personas que han alcanzado el éxito en la vida ha sido después de intentarlo en múltiples ocasiones. El conseguir las cosas sin cometer ningún tipo de error sería como el querer conseguir las cosas por la vía fácil y rápida. De ahí que haya muchas personas que busquemos las soluciones más fáciles en la vida que, por lo general y a fin de cuentas, suele salir más caro. Ya suele decir el refrán que quien compra barato suele comprar mucho más caro.
Quien no comete errores es porque, posiblemente, está estático y a gusto en la situación en la que se encuentra, porque no quiere arriesgar a vivir en la inseguridad, porque tiene miedo a deshacerse de las muletas que llevamos en la vida y que nos tienen viviendo sin ilusiones y ganas de mejorarnos a nosotros mismos.
La palabra error y fracaso forman parte de uno de los tabúes de nuestra cultura europea en la que que todo tiene que salir perfecto y a la primera. El error puede dejarnos tumbados en la vida o puede ayudarnos a ver y sentir la vida como un reto, como un proceso en el que yo me supero a mi mismo y alcanzo mayor seguridad en mi mismo en medio de la inseguridad de lo que está por venir.
Solamente el que rompe platos es el que friega, oí en cierta ocasión en Veracruz, México. Solamente el que está en camino se cae y puede levantarse. Sólo el que lo intenta puede cometer errores. El error es parte del camino y el que nos ayudará a descubrir la meta real.