23/9/10

Aspirar a más







A veces podemos pecar de idealistas, pero lo que si es cierto es que si no soñamos y no aspiramos a lo mejor caeremos en un conformismo y con él entraremos en el terreno de la mediocridad con el riesgo de que nuestras relaciones se empobrezcan, caigan en la apatía o en situaciones donde los negocios caigan ante la originalidad, la calidad y la buena presencia de la competencia.

Aspirar a más, más allá de una actitud engreída, soberbia o egoísta, es una manera de vivir a tope lo que uno es y lo que uno puede ofrecer a los demás, bien sea a nivel familiar, social o económico. Aspirar a más es sentir que la vida, la propia vida, merece la pena y saborear lo que uno hace, produce o vende a los demás. 

No podemos negar que cuando alguien nos elogia nuestra estima crece, nos sentimos bien y con ganas de seguir llegando al otro, sea en el nivel que sea. Cuando se nos recocida dos más de nosotros mismos y sin que nadie nos lo pida. El gran problema es que muchas veces necesitamos del acicate de los demás. No tenemos suficiente poder automotivador como para lanzarnos por nosotros mismos. ¿Razón? Falta de expectativas, de ilusión, o lo que es peor, de confianza en nosotros mismos. 

Lo bueno de todo es que soñar es gratis y que confiar en nosotros mismos depende tan solo de uno mismo. Simplemente el soñar más confianza en uno mismo abre la mente a nuevas perspectivas. Tal vez no llegue a la luna, pero cuanta más perspectiva tenga más camino tengo para recorrer y para desarrollarme como persona. Y cuanto menos perspectivas y sueños tenga más posibilidades tengo de sentirme no realizado y con ello más vacío y frustrado.

Tengo que venderle el proyecto a mi, y luego a los demás, que me ayudarán a realizar el camino, el sueño y el proyecto. Hay que apuntar alto.